SANTIAGO,
RD.-En una acción de muy escasos precedentes en las ultimas décadas, el gobierno dominicano abrió el camino para
que cientos de extranjeros indocumentados, pudieran caminar las calles de nuestras
ciudades y los caminos de nuestros campos, por lo que un desagravio, será
innecesario.
A
juicio de Víctor Díaz, dirigente del PLD, estos extranjeros recorren estos caminos sin temor a que sus derechos humanos, civiles,
laborales, a la salud, a la educación, al libre tránsito, le fuesen violados.
“ Y es
precisamente ahora, cuando el gobierno del presidente Danilo Medina sentó las
bases de la nueva política migratoria dominicana” sostuvo el Presidente de la
Seccional del Partido morado en New Jersey, quien se encuentra en el país.
Ser
inmigrante en cualquier país del mundo, es estar expuesto a limitaciones que
ordinariamente no se tienen en el lar patrio. Se puede acceder a oportunidades
distintas, se puede lograr estándares de vida superiores, pero el inmigrante se
topará siempre, con límites que no existen para los ciudadanos de origen del
país donde se encuentra.
En el
hemisferio occidental hemos avanzado en el respeto al derecho de los
inmigrantes, comparado con lo que acontecía hace apenas setenta u ochenta años.
El
inmigrante de hoy sin embargo, sigue enfrentando grandes vicisitudes, no solo
por el idioma o la cultura, sino en sentido general.
Expresa
el político que, en materia de salud por ejemplo, en muchos países se reconoce
la asistencia de emergencia para el inmigrante indocumentado, fuera de las
emergencias, son muy pocos los beneficios
de salud a los que tienen derecho.
En materia de educación sucede lo mismo. La
educación está muy limitada para el indocumentado. Y qué decir de los derechos
laborales o de propiedad, los indocumentados, en la mayoría de los países, no
tienen acceso a los mismos.
La
política o sistema migratorio dominicano, se había constituido en un tema tabú
para las autoridades, hasta la sentencia 168/13. El cumplimento puro y simple
de dicha sentencia, no resolvía las décadas de indiferencia ante una cuestión
de tanta trascendencia para el futuro del país, pero marcó la pauta.
Es la
visión de un estadista, la que promueve y lleva a cabo con éxito, una reforma
que redefine el concepto de soberanía y con un sentido humanista allana el
camino para que cientos de miles de indocumentados que viven en la oscuridad y,
a quienes se les niegan derechos fundamentales, puedan normalizar sus vidas y
la de los suyos.
No se
comprende, señala Díaz; desde el punto
de vista de la lógica, la convivencia armoniosa, el respeto a los derechos de
las personas, el respeto a la soberanía de los pueblos, la solidaridad y los
beneficios futuros, los ataques despiadados a que ha sido sometida nuestra
nación, por algunos grupos y entidades.
O
actúan por ignorancia, que es poco probable, o lo hacen con la finalidad de desestabilizar
la isla y sobre esa base crear una nueva correlación regional.
Cuál sería
la consecuencia de seguir dando la espalda al tema migratorio? A pesar de ser
una nación montañosa, en la República Dominicana viven 214 personas por cada kilómetro
cuadrado.
En sus
declaraciones, El dirigente del PLD indica que en Haití viven 372, es decir que
en la isla hispaniola, que como isla no tiene posibilidad de extender su
territorio, habitan 293 personas en cada kilómetro cuadrado.
Si comparemos
estos datos con otras naciones solo para tener una idea, en los Estados Unidos
de Norteamérica viven 32 personas por cada kilómetro cuadrado; en Venezuela 33
y en Canadá solo cuatro personas.
La ley
169-14, promovida por esa visión de estadista del presidente Danilo Medina,
reconoce y otorga el derecho de ciudadanía, a decenas miles de extranjeros que
hasta entonces vivían en un limbo jurídico.
El dirigente
del PLD, Víctor Díaz, dijo a la prensa que, el Plan Nacional de Regularización
fue más ambicioso aun; 500 mil o más indocumentados
vieron abierta la vía para su legalización.
Más de
300 mil se acogieron al mismo y en poco tiempo no serán sujeto de los extorsionadores,
los empleadores inescrupulosos, además, tendrán acceso garantizado a la salud,
a la educación y sobre todo a no vivir con temor.
El
máximo dirigente de los peledeistas en el Estado de New Jersey en la unión
Norteamericana dijo que su país ha sido injustamente agraviado. El desagravio
será innecesario. El tiempo nos dará la razón.
Hoy más
que nunca en la historia contemporánea, los países están endureciendo sus leyes
migratorias. Los grandes flujos de personas hacia otros países, por razones
diversas, están obligando normas más estrictas, Arabia Saudí se propone
construir un muro de más de 900 kilómetros en su frontera con Irak; Hungría se
ha propuesto lo mismo para evitar la ruta Serbia de inmigración, el muro entre
México y Estados Unidos es una realidad.
En
Europa, la inmigración ilegal ha llegado a niveles tan alarmantes, que se ha
recurrido al uso de la flota militar para combatirla. Francia propone destruir
los barcos portadores de inmigrantes y se ha establecido una cuota de reparto
de los ilegales que llegan al erróneamente llamado viejo continente.
Las
deportaciones de extranjeros son otra evidencia de la dureza de las políticas
migratorias en el mundo y los derechos de soberanía de los países. En los
últimos 7 meses, México ha deportado más de 90 mil centroamericanos que buscan
mejores condiciones de vida. Estados Unidos
deportó hacia México más de 300 mil nacionales de ese país en el 2013.
Bahamas ha tomado una postura rígida frente a la migración Haitiana.
Es en
ese marco de políticas antiinmigrantes a nivel mundial, que el gobierno
dominicano y fundamentalmente su presidente, abren las puertas de la legalidad
a miles de infortunados extranjeros, principalmente del vecino Haití.
Mientras
“los nacionales haitianos tienen muy mala reputación en toda la región y a
veces se les considera y se les trata como plagas”, según el Vicepresidente
Interino del Programa de Estudios Africanos de la Universidad de Tennessee en
En sus declaraciones, Díaz indicó que en los Estados Unidos, Bertin Louis, en
la República dominicana se concentran, trabajan y conviven más de medio millón según las cifras
oficiales y más de un millón según otras fuentes.
Cuando
el mundo cierra sus fronteras a la inmigración ilegal, cuando a los haitianos
se les niega la entrada a islas y países que se consideran amigos, el gobierno
dominicano les crea la vía para su legalización, algo que ni siquiera Obama ha
logrado con su última propuesta de legalización a padres de hijos nacidos en
territorio americano.
Ningún
país en el mundo ha sido tan solidario, ni ha servido de sostén económico a los
haitianos como la tierra de Duarte, Sánchez
y Mella. Ningún país aporta
tantos empleos, remesas, productos y servicios
a Haití, como República Dominicana. Ningún país invierte tanto en salud
para el pueblo haitiano como República Dominicana.
Sería
muy injusto que se agravie a Estados Unidos, España, Venezuela, Puerto Rico,
Italia, Suiza u Holanda, en nombre del pueblo dominicano, cuando estos países
han acogido conglomerados extensos de hijos de Quisqueya, proveyéndoles de
nuevas expectativas de vida material.
Igual
de injusto, es agraviar al pueblo dominicano usando el nombre de Haití, cuando
hemos sido el país al que más le ha importado su destino y lo demuestra la
práctica, no la prédica.
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