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lunes, 30 de noviembre de 2015

Interpretemos al Presidente Medina

Por Víctor Díaz
Los dirigentes políticos de todos los partidos, debemos reflexionar sobre el sistema de gobierno que deseamos para la República Dominicana, ya que estamos poniendo en riesgo la democracia que hoy disfrutamos.

El deterioro que han venido sufriendo las instituciones sobre las que descansa nuestra joven democracia, es el fruto de la falta de madurez de su clase dirigencial no poderse adecuar a los cambios que la misma sociedad esta pariendo.
Los partidos políticos siguen siendo los responsables de mantener a flote este sistema, que es el más justo entre los existentes, porque garantiza valores y esperanzas, además del reconocimiento al esfuerzo propio. Esa responsabilidad no está siendo compartida adecuadamente por la clase dirigente de esos partidos.

Danilo Medina, gracias a una visión que se ha ido construyendo por años en su conciencia sobre la necesidad de atacar los verdaderos males que impiden el desarrollo integral del pueblo dominicano, a pesar de que está siendo interpretado en su justa dimensión por la gente, quienes le valoran de manera positiva por encima de todos los presidentes de América, no está siendo entendido por algunos miembros importantes de su propio partido.

Un gobierno de unidad nacional, es el anhelo de todos los buenos hijos de este país. Compartiendo los mismos intereses, padeciendo los mismos males, construyendo las mismas esperanzas de futuro, los dominicanos no entienden por qué había sido tan difícil aunar esfuerzos en pos del progreso como nación.

Ese fenómeno sin precedentes en nuestra historia, es el que está llevando a cabo el Presidente Medina, convocando a todas las fuerzas vivas a trabajar juntos con una sola meta, que es la meta del pueblo, erradicar el analfabetismo, tarea casi lograda, calidad en la educación, servicios de salud dignos, autosuficiencia alimentaria, generación de empleos competitivos e impulso a la producción nacional.

La lucha por intereses de grupos y en algunos casos individuales, es una muestra de la incomprensión de algunos sobre este proceso histórico y los sacrificios que conlleva, que para gracia de todos, son sacrificios individuales en virtud de concertar dicho proceso.

Es así que se hace un flaco servicio a las aspiraciones de ser una nación desarrollada, superar los males que deterioran la calidad de vida del ciudadano común, cuando desde cualquier litoral se atenta contra esa unidad apadrinada por el Presidente y que sienta en la mesa a los principales actores del quehacer político nacional, para juntos buscar e implementar soluciones.

La historia de los partidos políticos dominicanos es de atomizar constantemente y por ello nuestro espectro lo conforman tantas organizaciones con un mismo fin, indicativo de la intolerancia necesaria en el juego de la democracia. Ese atomizar sin embargo, ha sido el producto de crisis internas por ideologías o métodos, en algunos casos por confrontación de liderazgos y nunca dentro de un proceso de diálogo y concertación como acontece en el presente.

Quienes están interpretando erróneamente la visión del Presidente de la República, deben medir los daños colaterales que ocasionan obstaculizando en anhelo de todo un país. La unidad es fortaleza y en esa fortaleza descansa un futuro de esperanza.

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