“Creo que pueden decir que soy poco ortodoxa”, dijo Laura Wasser, quien además de trabajar para estrellas de cine como Angelina Jolie y Johnny Depp, también tiene entre sus clientes a una ecléctica mezcla de atletas, músicos y estrellas de reality shows, incluyendo a una o dos de las Kardashian.
Tal vez el primer indicio de que contaba con un talento especial para negociar en nombre de otros surgió cuando tenía nueve años y entró a la sala de la casa de sus padres, con una libreta y un lápiz en la mano, exigiendo que le dieran una mesada a su hermano pequeño.
Consiguió el dinero para su hermano, contó su padre, Dennis Wasser, quien también es un reconocido abogado especializado en divorcios que ha trabajado para clientes famosos. “Además se quedó con un porcentaje”, añadió.
Al igual que su padre, ella surfea los fines de semana; adora usar tacones de aguja en su trabajo y se ha convertido en una de las abogadas más buscadas en Hollywood. En los últimos días ha estado trabajando con Jolie, quien recientemente interpuso una demanda de divorcio contra Brad Pitt en la que pide la custodia exclusiva de sus seis hijos.
El nombre de Wasser aparece arriba del de su famosa defendida en los documentos entregados a la Corte Suprema de California en el condado de Los Ángeles. El motivo para solicitar el divorcio son diferencias irreconciliables.
Wasser, de 48 años, representó a Depp en su caótica separación de la actriz Amber Heard (quien dona su pensión a obras de caridad). También trabajó para la actriz Jennifer Garner que el año pasado se separó de Ben Affleck en medio de los rumores que afirmaban que el actor se había vuelto muy cercano a la niñera.
Wasser se ha caracterizado por defender a mujeres de alto perfil, como la cantante Gwen Stefani cuando se separó del músico Gavin Rossdale y Maria Shriver, quien en 2011 dejó al actor y exgobernador Arnold Schwarzenegger después de que este admitió tener una aventura con una ama de llaves con la que resultó que tenía un hijo.
Para Wasser, el apetito de chismes de celebridades ha sido parte del reto de trabajar con clientes que valoran su intimidad pero al mismo tiempo buscan influir en quienes los observan.
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