Ese criterio es sustentado por Iván Ernesto Gatón, un cientista geopolítico que ve en China todo el empuje para convertirse en la principal nación del planeta. Él no cree, sin embargo, que Estados Unidos y China lleguen a un conflicto armado, pues “los intereses económicos nada tienen que ver con las ideologías, y un asunto es la política y otro es la economía”.
Dos cosas observa él: una impresionante expansión de China y una “desoccidentalización” del poder mundial. Hay dos fuerzas nítidamente antagónicas: por un lado, el declive del imperio estadounidense; y por otro, el gran ascenso del imperio chino. Así, ambos imperios estallan en conflictos comerciales para garantizar sus “intereses vitales”. Esos intereses abundan en la región: petróleo, litio, minas, fuentes acuíferas.
“’La trampa de Tucídides’ es algo que infiero no sucederá entre los estadounidenses y los chinos, debido al sistema mundial en el que la interdependencia de las economías obligará a que el imperio ya establecido (Estados Unidos) y el imperio en ascenso (China) no elijan la opción bélica como respuesta a la amenaza de sus “ intereses vitales”, como ha sido la inclinación histórica de la civilización humana desde la Antigüedad”, expone.
Para él “estamos ante un nuevo escenario de la raza humana” y “un cambio de época que implica una desoccidentalización”, pues “la hegemonía de Occidente que se inició a finales del siglo XIX con la colonización, y que heredó Estados Unidos, ha sido desplazada por los asiáticos con ‘paciencia estratégica'”.
A la expansión china se unen la fragmentación de Europa y el aislacionismo de la administración Trump. Hay otro factor no menos importante: la población de Estados Unidos y la de Europa no alcanzan el total de la población china. Esto diezma aún más la hegemonía occidental.
La influencia china
Gatón realza las inversiones que China está realizando en América Latina, por país y renglón económico: en Brasil, intereses en minería y energía; el cobre de Perú; ferrocarriles y paneles solares en Argentina; infraestructura, telecomunicaciones y turismo en Cuba; en Jamaica, una Zona Económica Especial y parque industrial; en Chile, los sectores financiero, agroindustrial, eléctrico e infraestructural; extracción petrolera, intereses automotrices y comerciales en México; hidroeléctrica, minería y telecomunicaciones en Ecuador; en Guyana, minería; en Barbados, turismo; en Bermuda, industria automotriz; en Trinidad y Tobago, infraestructura; en Venezuela, infraestructura y petróleo; en Colombia, sector agrícola y telecomunicaciones; en Uruguay, sector automotriz, industria química, combustibles, tecnología y agroindustria.
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