

Muy pocas veces en el seno familiar se ha dispuesto de tanto tiempo para compartir, lo que permite un mayor enfoque e inversión de tiempos entre los integrantes, y esto por supuesto, es una base sólida para mejorar la comunicación, lo que es un elemento vital para su desarrollo.
Las excusas y justificaciones, durante este largo y tedioso proceso que nos ha sometido la pandemia, son inválidas cuando se trata de crear condiciones para fortalecer nuestras familias. Estar inmersos, como equipo, en todo lo que ha implicado tomar acciones para cuidarnos del virus, ha sido una de las herramientas básicas que indican cuando nos concentramos en un mismo objetivo, resulta más fácil afrontar los retos. De modo que, si en lo adelante nos manejamos con el mismo criterio de unidad y trabajo, como un solo cuerpo, el éxito personal y colectivo estará asegurado.
Es una intención quimérica pretender familias perfectas, pero durante estos días de confinamiento ha habido tiempo y espacio suficientes para movernos hacia el tipo de familia ideal, que es la mejor garantía de construir la sociedad que merecemos.
Es perfectamente posible construir un matrimonio feliz a partir de las experiencias acumuladas, fomentando valores y compromisos entre los integrantes de la familia, permitiéndonos compartir momentos de calidad, donde cada uno pueda expresar con libertad sus sentimientos, emociones y ser parte activa en los desafíos que les depare el porvenir.
La familia es el núcleo de la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario