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sábado, 9 de mayo de 2020

 La responsabilidad con los niños durante la pandemia

El comportamiento social, conforme las teorías científicas, se desarrolla, fundamentalmente, de los 0 a los 7 años. Este espacio de tiempo sirve de plataforma para la conformación de la personalidad, de modo que los padres, si bien deben poner atención en todo el proceso de formación de sus hijos, es crucial que se ponga especial cuidado en esta etapa tan crucial, ya que los infantes, durante ese periodo, son como “esponjas”: Todo lo absorben, lo bueno y lo malo, con gran facilidad.

Algunos estudios señalan, que nacemos con un número de neuronas finito, mismas que se van reduciendo hasta que morimos. Estas neuronas, durante los primeros años de vida, inician el proceso de organizarse y a crear conexiones entre ellas, cuya velocidad de crecimiento es única e irrepetible.

Es muy probable que la inmensa mayoría de los padres y/o tutores, hoy en día concentren sus energías, pensando en lo difícil que les resulta esta realidad sanitaria, el prolongado tiempo de confinamiento, disminución de sus niveles adquisitivos, posibles pérdidas de sus trabajos, las ansiedades constantes que todo esto les provoca en términos personales y familiares, pero pocos se detienen a analizar en lo difícil que resulta para un niño, verse de repente "amarrado" en el hogar, sin contactos con amiguitos, sin acudir a los parques y todo lo que implica estar en medio de una tempestad. Además, sin las herramientas emocionales para digerir los cambios repentinos, y peor aun, muchas veces sin adultos conscientes con la sagrada responsabilidad de proveerles un techo seguro y alimentación, y la debida orientación sobre su dura situación. En fin, si no se les orienta adecuadamente, serían los que se llevarán la peor parte.

Es urgente que los padres tomemos el control de nuestros hijos en este momento tan crítico. Ellos tienen muchas formas de manifestar sus emociones, sin necesidad de emitir una sola palabra. La realidad particular dispara múltiples alarmas, que los padres no podemos dejar pasar. A veces muy silenciosos, encerrados en la TV y los dispositivos móviles, conductas distorsionadas, poco o mucho comer, etc., son algunos de los cambios a los que se exponen nuestros muchachos.

La responsabilidad de ser padre, hoy se pone a prueba como muy pocas veces, porque no solo está el riesgo de infección de los infantes, también están los severos riesgos emocionales, que en el caso de ellos, es peor. Dependiendo de la atención que reciban de los que estamos llamados a ser sus protectores, saldrán fortalecidos de esta pandemia, o “pagarán la cuaba” durante el desarrollo de sus vidas.

La manifestación afectiva hacia nuestros hijos hoy, debe expresarse al cuadrado, peleemos menos con ellos, más bien acerquémonos a su realidad y acompañémosle en este recorrido, para el que no fueron preparados, porque es un viaje obligatorio, por necesidad, un viaje, que de seguro no es el más placentero, pero tenemos que ayudarle para el trayecto sea lo menos tedioso y traumático posible, y esto solo será posible si los padres lo asumimos con carácter y determinación.

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