Mientras existan padres irresponsables, criando muchachos realengos, que deambulen por las calles a cualquier hora del día y la noche, sucederán crímenes abominables y violaciones, como el de Liz María.
No importa el nombre de la historia, solo hay que echar un vistazo atrás y los sucesos son casi los mismos, solo cambian los protagonistas.
Recordemos el caso de Emily Peguero, sus padres sabían que sostenía una relación amorosa con un adulto, que la mantenía a ella y a su familia, hasta que todo termino en tragedia.
Otro caso, un poco más reciente (donde una madre envió a su niña a un colmado a las diez de la noche, en dos ocasiones) y apareció un degenerado que la violó y mató sin contemplación. Así deben haber muchos casos mas.
La historia se repite una y otra vez, mientras las autoridades, bien gracias. Aunque el sistema está podrido, culpo a los padres, porque son ellos los verdaderos guardianes y protectores de sus hijos, aunque muchos piensan que es la sociedad la que está obligada a resguardarlos.
En el caso de Liz María, los vecinos dicen que fue vista a las ocho de la mañana camino hacia el verdugo, a buscar ‘supuestamente’ un teléfono que él le regalaría. Alguien también dice que la niña se había quejado de un hombre que le ‘topó’, le informó a sus familiares y nada hicieron. El resultado fue, la niña violada y asesinada.
Que puede hacer una niña con un celular? Esa fue la excusa perfecta del depredador, que aprovechó la miseria para cometer sus fechorías.
Los padres nunca saben donde están sus hijos, y en algunos casos se hacen de la vista “gorda”, cuando las menores llevan el sustento a la casa, acostándose con adultos, mientras las leyes sobre protección de menores, están cogiendo moho en una gaveta del Congreso, aunque son los padres que tienen la obligación de proteger a sus hijos.
Pero cuando suceden los crímenes y las violaciones, entonces salen a insultar las autoridades y a gritar su dolor, Y lo cierto es, que no cumplieron con su deber de padres, de proteger a esas criaturas indefensas que no pidió venir a este mundo.
Mientras exista el cordón de miseria emocional y mental de padres irresponsables, a los crímenes horrendos como el de Liz María, solo habrá que cambiarle el nombre de los autores, porque el guión será el mismo.
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