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Hay personas que han hecho de sus vidas una cadena interminable de quejas, sin imaginar que esta pudiera ser una de las causas por las que sus dificultades, lejos de solucionarse, se profundizan e incrementan cada día. Todos los seres humanos pasamos por situaciones incómodas y en el fondo todos anhelamos resolverlas, pero la pregunta obligada es: ¿Quejarnos es una buena manera de afrontar nuestras adversidades?
La respuesta a esta interrogante la tiene la ciencia, que en diversos estudios se nos dice que al quejarnos se profundizan las actividades sinápticas de la negatividad, es decir, en el momento que pensamos, hay una neurona que libera una sustancia química llamada neurotransmisor, que es el que hace posible la comunicación con otras neuronas, estableciendo una vía de comunicación a través de la cual se transmite una señal eléctrica y esa es la forma como en el cerebro se transmiten las informaciones.
Quienes se quejan constantemente consideran de manera errónea, que al hacerlo están plantando una semilla de soluciones, porque suelen experimentar una sensación de alivio emocional cuando gimotean sus problemas, pero nada más lejos de la verdad, ya que ocurre todo lo contrario, ya que que todo sentimiento de queja desencadena en negatividad, la cual no sólo afecta a quien emite quejas, sino que también tiene efectos negativos en las personas ante quienes nos quejamos.
Alterar nuestras redes neuronales es una forma de trastornar nuestras emociones las quejas son un detonante para que esto ocurra y por supuesto, la solución de nuestros conflictos internos lejos de solucionarse se profundizan. Estudios sobre el tema en cuestión, apuntan a que la mayoría de las personas nos quejamos una vez por minuto durante una conversación, lo cual trastorna nuestra percepción de la realidad, imposibilitándonos encontrar solución a situaciones, muchas veces sencillas, pero por el afán en incrustar nuestras emociones en el muro de las lamentaciones, hacemos posible la creación de un complot neuronal que trabaja de manera incansable en hacernos la vida imposible, convirtiéndonos en nadadores sin equipos buceos en las profundas aguas del mar de las dificultades, donde solemos pasar malos ratos, e incluso, donde muchos se ahogan.
Como un computador, nuestro cerebro es perfectamente reprogramable, de hecho es vital para tener una vida sana, por eso es aconsejable que inviertas menos tiempo en quejarte, porque de lo contrario, en cualquier momento puedes perder el control de tu sistema operativo.
Si quieres quejarte, ándele pues, es un derecho que te asiste, pero si aspiras a vivir más y mejor, es hora de que abandones las constantes quejas y permitas que la comunicación neuronal sea fluida y saludable. Quédate menos y notarás la enorrrrme diferencia.
*Franklin Díaz es coach y conferencista motivacional dominicano
La respuesta a esta interrogante la tiene la ciencia, que en diversos estudios se nos dice que al quejarnos se profundizan las actividades sinápticas de la negatividad, es decir, en el momento que pensamos, hay una neurona que libera una sustancia química llamada neurotransmisor, que es el que hace posible la comunicación con otras neuronas, estableciendo una vía de comunicación a través de la cual se transmite una señal eléctrica y esa es la forma como en el cerebro se transmiten las informaciones.
Quienes se quejan constantemente consideran de manera errónea, que al hacerlo están plantando una semilla de soluciones, porque suelen experimentar una sensación de alivio emocional cuando gimotean sus problemas, pero nada más lejos de la verdad, ya que ocurre todo lo contrario, ya que que todo sentimiento de queja desencadena en negatividad, la cual no sólo afecta a quien emite quejas, sino que también tiene efectos negativos en las personas ante quienes nos quejamos.
Alterar nuestras redes neuronales es una forma de trastornar nuestras emociones las quejas son un detonante para que esto ocurra y por supuesto, la solución de nuestros conflictos internos lejos de solucionarse se profundizan. Estudios sobre el tema en cuestión, apuntan a que la mayoría de las personas nos quejamos una vez por minuto durante una conversación, lo cual trastorna nuestra percepción de la realidad, imposibilitándonos encontrar solución a situaciones, muchas veces sencillas, pero por el afán en incrustar nuestras emociones en el muro de las lamentaciones, hacemos posible la creación de un complot neuronal que trabaja de manera incansable en hacernos la vida imposible, convirtiéndonos en nadadores sin equipos buceos en las profundas aguas del mar de las dificultades, donde solemos pasar malos ratos, e incluso, donde muchos se ahogan.
Como un computador, nuestro cerebro es perfectamente reprogramable, de hecho es vital para tener una vida sana, por eso es aconsejable que inviertas menos tiempo en quejarte, porque de lo contrario, en cualquier momento puedes perder el control de tu sistema operativo.
Si quieres quejarte, ándele pues, es un derecho que te asiste, pero si aspiras a vivir más y mejor, es hora de que abandones las constantes quejas y permitas que la comunicación neuronal sea fluida y saludable. Quédate menos y notarás la enorrrrme diferencia.
*Franklin Díaz es coach y conferencista motivacional dominicano
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