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Cuando se analiza el pensamiento humano, necesariamente concluimos que se trata de una de las facultades más extraordinarias que algún ser pueda desarrollar. Aunque la ciencia ha logrado enormes avances en el estudio de esta operación intelectual, producto de complejos procesos que tienen origen en la mente; aún sabemos muy poco. Sin embargo, desde tiempos inmemoriales se conoce de la fuerza, dominio y poder del pensamiento.
La acción de pensar tiene grandes consecuencias en nuestras vidas, tanto en lo externo como interno, ya que tiene enormes efectos en las emociones, sentimientos y actitudes, lo que se puede traducir en salud física y mental, dependiendo de cómo administramos los pensamientos.
Tener éxitos en distintos ámbitos de nuestras vidas, va a depender, en gran medida, del buen manejo al tomar decisiones oportunas, inteligentes, creativas y críticas; de ahí que, apremia la necesidad de tomar en cuenta algunos consejos prácticos que produzcan pensamientos generadores de energía, que faciliten la materialización de nuestros propósitos.
Es importante puntualizar que cuando hablamos de pensamientos, no decimos pura y simplemente, que es la facultad de pensar, más bien la entendemos como la acción y el efecto de pensar, donde todo elemento, humanamente posible, puede convertirse en un hecho.
La historia está llena de grandes ejemplos, personas que ocupan lugares de principalía, que no se les conoce actividades relevantes en términos académicos, sin embargo, de una manera u otra han logrado grandes proezas, y todo, por su forma de pensar. Eso no quiere decir que existe un modelo específico del pensamiento, más bien se aprende poco a poco en aquello que realmente deseamos. Si nos pensamos de una forma y le ponemos especial atención a ese modelo concebido, esa es la acción que va a generar determinadas emociones y, por consiguiente, actuaremos en efecto.
Lo anterior quiere decir, que creamos estilos y formas de vida, a partir de cómo nos pensamos y cuantas emociones podamos impregnarle a esa acción, por eso, si creemos que al tomarnos un vaso de agua de una marca distinta a la que acostumbramos, hay gran posibilidad de que ese consumo pueda tener consecuencias negativas en nuestro organismo.
Otro ejemplo: Si te sientes enfermo (cierto o no), y le ponemos pasión contraria, es decir, nos creemos en un buen estado de salud y le ponemos pasión a ello, es probable que una enfermedad no pueda desaparecer como por arte de magia; pero de algo estoy seguro, si le pones pasión a ese estado de bienestar, afirmo que se pueden generar cambios notables, donde, sobre todo, cambiarías tu estado de “presa fácil”, a un estado proactivo, dispuesto a echar la pelea hasta el último minuto.
Lo que pretendo con este artículo, es que te pienses mejor y trabajes en esa dirección, porque no hay peor esclavo, que aquel que piensa que lo es; y al mismo tiempo, no hay hombre más libre, que aquel que, aun estando prisionero, provoque que sus pensamientos se constituyan en el estandarte de su libertad. Piénsate mejor y vivirás más y mucho mejor.
*Franklin Díaz es coach y conferencista motivacional dominicano.
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