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La Constitución de la República Dominicana proclamada el 26 de enero del 2010, en su artículo 272 sobre el Referendo aprobatorio establece: “Cuando la reforma verse sobre derechos, garantías fundamentales y deberes, el ordenamiento territorial y municipal.
El régimen de nacionalidad, ciudadanía y extranjería, el régimen de la moneda, y sobre los procedimientos de reforma instituidos en la Constitución, requerirá de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas con derecho electoral, en referendo aprobatorio convocado al efecto por la Junta Central Electoral, una vez votada y aprobada por la Asamblea Nacional Revisora”.
En el caso dominicano la aprobación del referendo requiere más de la mitad de los votos de los sufragantes y que su número sea mayor al 30 por ciento del total de los ciudadanos que integren en Registro Electoral, a los que serán sumados los votantes que se expresen por “Si o por No”.
Sin embargo, esto ha sido letra muerta debido a que no se ha planteado de manera seria por los sectores de poder, a pesar de la existencia de suficientes temas para la realización del referendo.
Entre los temas que se pueden citar se encuentran: El restablecimiento de la reelección presidencial por dos periodos consecutivos de cuatro años, sin la posibilidad de retorno al poder del presidente electo.
La elección del Procurador General de Justicia de la República, la elección de los integrantes de la Junta Central Electoral, la elección de los gobernadores de la República, la expulsión de por vida de la administración pública y ejercicio político de los políticos condenados por actos de corrupción pública, el derecho o no al aborto, la elección del Defensor Público, la eliminación de los privilegios económicos que reciben los congresistas( senadores y diputados) conocido como El Barrilito y las infames exoneraciones.
De seguro que los dominicanos se motivarían de acudir a un referendo que incluya estos temas que serían como una prueba de fuego para el propio sistema democrático dominicano. La democracia no es estática y la historia lo ha demostrado.
Las democracias para su real fortalecimiento se ha demostrado que han sentado base para su consolidación cuando todo el sistema del poder es sometido a un referendo.
En naciones como Bolivia, Perú y Ecuador, el pueblo ha tenido el placer de expresarse con una simple, pero pesada respuesta de “Si o No” en sus referendos, que han abarcado decisiones desde lo político, económico y judicial.
Como el poder emana del pueblo, será importante que los políticos dominicanos se sometan a la prueba del referendo que en realidad no tiene otra función que fortalecer la democracia dominicana.
El presidente dominicano, Luis Abinader, por medio de su consultor jurídico anunció que la ley para el Referendo será sometida por ante el Congreso Nacional Dominicano. Eso es una buena noticia para los dominicanos, pero como dice la expresión popular “del dicho al hecho hay mucho trecho”. Hay que esperar.
*El autor es periodista, educador y escritor dominicano, vive en Nueva Jersey.
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