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El acoso laboral es una clara expresión del analfabetismo emocional de muchas personas que arrastran nubes grises, cargadas de frustraciones y por mero antojo, son capaces de derramar sus aguas turbias sobre un compañero de trabajo, cuya única justificación es hacer daño, destruir sueños y lacerar vidas útiles que no tienen la culpa de que haya gente con tanta mediocridad, que es el caldo de cultivo de la mezquindad.
Existen tres tipos fundamentales de acoso laboral:
Acoso laboral descendente: Aquí se evidencia un tipo de atosigamiento de los mal llamados “jefes” hacia las personas más débiles. Es donde no se valora el trabajo del empleado y siempre se le exige más de lo que pude dar.
Acoso laboral horizontal: En este tipo de acoso se refleja el abuso entre iguales en términos de jerarquía, donde se manifiestan determinados tipos de maltratos, regularmente psicológicos, en el que se le trata de excluir de determinados grupos de iguales, entre otras manifestaciones.
Acoso laboral ascendente: En este se aprecia a personas de rangos inferiores, haciendo sentir mal a sus superiores. En este tipo de acoso, muchas veces, un empleado de menor nivel de jerarquía, valiéndose del vínculo que pueda tener con sus superiores, comete atropellos, que muchas veces son permitidos por los “jerarcas” de la empresa.
En terreno laboral se dan muchas situaciones que rayan en lo ridículo y vergonzoso. A veces, cuando por algún motivo se pretende desistir de los servicios de un empleado y para no darle sus prestaciones que por ley le corresponden, lo someten a un sin número de atropellos. Muchas veces se les acusa injustamente de cometer actos deleznables. También hay otro tipo de empleados que por sí mismos no participan directamente en los maltratos, pero lo callan, lo cual es tan grave como cometer el hecho mismo.
Los maltratadores ignoran que la vida es un ir y venir, que hoy sabemos dónde somos "jefes", pero ignoramos dónde ni de quién seremos subalternos en el mañana. Además, es deber de todo empleado, sin importar su categoría, crear las condiciones necesarias para que los demás desarrollen su capacidad, que tengan espacios de crecimiento y se les valore como tal.
*Franklin Díaz es coach y conferencista motivacional dominicano.
El acoso laboral es una clara expresión del analfabetismo emocional de muchas personas que arrastran nubes grises, cargadas de frustraciones y por mero antojo, son capaces de derramar sus aguas turbias sobre un compañero de trabajo, cuya única justificación es hacer daño, destruir sueños y lacerar vidas útiles que no tienen la culpa de que haya gente con tanta mediocridad, que es el caldo de cultivo de la mezquindad.
Existen tres tipos fundamentales de acoso laboral:
Acoso laboral descendente: Aquí se evidencia un tipo de atosigamiento de los mal llamados “jefes” hacia las personas más débiles. Es donde no se valora el trabajo del empleado y siempre se le exige más de lo que pude dar.
Acoso laboral horizontal: En este tipo de acoso se refleja el abuso entre iguales en términos de jerarquía, donde se manifiestan determinados tipos de maltratos, regularmente psicológicos, en el que se le trata de excluir de determinados grupos de iguales, entre otras manifestaciones.
Acoso laboral ascendente: En este se aprecia a personas de rangos inferiores, haciendo sentir mal a sus superiores. En este tipo de acoso, muchas veces, un empleado de menor nivel de jerarquía, valiéndose del vínculo que pueda tener con sus superiores, comete atropellos, que muchas veces son permitidos por los “jerarcas” de la empresa.
En terreno laboral se dan muchas situaciones que rayan en lo ridículo y vergonzoso. A veces, cuando por algún motivo se pretende desistir de los servicios de un empleado y para no darle sus prestaciones que por ley le corresponden, lo someten a un sin número de atropellos. Muchas veces se les acusa injustamente de cometer actos deleznables. También hay otro tipo de empleados que por sí mismos no participan directamente en los maltratos, pero lo callan, lo cual es tan grave como cometer el hecho mismo.
Los maltratadores ignoran que la vida es un ir y venir, que hoy sabemos dónde somos "jefes", pero ignoramos dónde ni de quién seremos subalternos en el mañana. Además, es deber de todo empleado, sin importar su categoría, crear las condiciones necesarias para que los demás desarrollen su capacidad, que tengan espacios de crecimiento y se les valore como tal.
*Franklin Díaz es coach y conferencista motivacional dominicano.
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