¿CAMINAS O DEAMBULAS?

Por Franklin Diaz
cpuederd@gmail.com
Somos seres vivos porque cumplimos con los requisitos indispensables de nacer, crecer, reproducirnos y morir; sin embargo, también las plantas, las bacterias, hongos, los animales, entre otros, cumplen con ese ciclo de vida.

Somos animales, por tanto “nos limita la red de la casualidad que nos hace parte del reino animal”, por tanto, no solo tenemos esa condición, somos seres humanos, dotados de condiciones esenciales que nos hacen únicos en todo el Universo. Tenemos la capacidad de adquirir conocimientos para adecuarnos al entorno y buscar soluciones a las nuestras dificultades. Somos entes sociables, con la capacidad superior de comunicarnos hasta el final. Tenemos un lenguaje muy bien definido y contrario al resto de las especies, hablamos y tenemos conciencia de lo que repetimos. Estamos dotados de un cerebro superior con capacidades extraordinarias, mismo que establece una marcada diferenciación con relación a cualquier otro ser vivo.

Lo anterior supone que tengamos un comportamiento que vaya en consonancia con nuestra superioridad dentro del reino animal, sin embargo, muchas veces nuestra conducta desdice de esa realidad y nos solemos comportar con un salvajismo que nos coloca a nivel de cualquier rata o de algún feroz felino.

La vida es el camino que recorren los vivos, por tanto los seres humanos somos caminantes que nos movemos en las más diversas direcciones. Nos desplazamos de un lugar a otro tras la búsqueda de nuestros objetivos y metas, sin embargo, hay quienes tan solo deambulan, gente que camina sin ninguna dirección, objetos en el camino, movidos por el viento, sin sueños, sin perspectivas de vida, cual nave sin saeta, que imagina que llegará a algún lugar, pero no sabe dónde.

Aquellos que se limitan a deambular constituyen un serio problema en el camino, puesto que no se rigen por ninguna pauta, van dando tumbulasos por los caminos que otros han trillado, convertidos en estorbos para aquellos que no sólo se limitan a recorrer las vías preestablecidas, también están empeñados en abrir sus propias trochas.

Queda claro que en el camino que describo, hago referencia a los que caminan con la mirada puesta en sus objetivos y a los que simplemente deambulan sin ninguna dirección; de modo que te corresponde a ti, querido lector, determinar en qué posición te ubicas. Sea cual sea tu condición, recuerda que hemos sido concebidos para cuidarnos y darle forma a nuestro entorno, de modo que le corresponde a cada uno definir su rol en esta vida y actuar en consecuencia.
*Franklin Díaz es coach y conferencista motivacional dominicano.