Aunque te vista de seda, mona te queda

Por Ana Pereyra
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Tengo una amiga que es muy conservadora, tradicionalista,yo diría que un poco chapada a la antigua y se escandaliza por todo y por nada.

Le gusta el beisbol de aquí y de allá, o mejor dicho, muy fanática; tanto como en la religión. Imaginate, a mi que no me gusta la ‘pelota’ sino algunos peloteros, a veces me tengo que ‘chupar’ todas sus historietas en temporada de pelota.
Ella vive sus juegos y a los peloteros, defiende su equipo a capa y espada y a los jugadores de su equipo con uñas y dientes.

Hace unos días me tenía loca, apenas le tomaba la llamada, ya sabía el tema, y a la verdad me sacaba la piedra… pero la escuchaba.

Que iba a ser el cuarto dominicano en ser exaltado al Salón de la Fama, que con eso le iba a callar la boca a esos envidoisos, que se la han cojido con el pobre muchacho porque es prieto, gordito y feo, pero es el mejor pelotero, eso es lo que no resisten, me dijo.

Cuando el susodicho estuvo a punto de perder la vida por confusión en un lío de faldas con un narcotraficante,esa amiga aparte de llorar como una Magdalena, decía que todo era una calumnia …y no entraba en razón.

Cuando salió la dichosa investigación realizada en Boston por un detective de primera, me dijo: ‘Tu ves que la tienden cogía
con el muchacho, las investigaciones dicen otra cosa’.

Por nada creyó lo que decían las redes y los diarios cuando desconsideró a la mamá de su niño y expuso a su hijo para supuestamente quitarle una casa. Eso lo consideró un abuso.

Una vez le dije en broma, porque nunca opino para que no le vaya a dar un “síncope”, oye tu ídolo tenía mucho tiempo que no salía al ruedo público, no sacaba la cabeza. Pero desde que arrestaron a César El Abusador se fue a Francia y luego a Dominicana, por qué lo hizo. Solo me contestó con una mirada fulminante y advirtió entre los dientes “no te contesto para que no terminemos la amistad”.

Cuando su “pelotero” estuvo de fiesta por su nominación, hubo que recogerla, fue hasta Cooperstown a celebrar, no se si lo vio, pero me dijo que se la gozó.

Pero la alegría, le duró menos que comida en casa de pobres, y con ojos llorosos y voz entrecortada, me dijo:

“Ay Dios!!!! y cómo es eso que después de tantas cosas va a terminar vendiendo marijuana… el tiene ‘cuartos’, pa qué se mete en esa vaina? Ya se me cayó el santo del altar”.

Le expliqué que era medicinal, pero no lo aceptó.

“No me venga con esa, no me disfrace la vaina, ya entendí, mona te quedará aunque se vista de seda”. Se sacuduió la nariz por tanto llorar y dijo, según boto este papel lleno de moco, así ya lo boté a él… ya no e’ mi ídolo…

Me dejó sin palabras la bendita vieja esa.