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Cuando se habla de tiempo de calidad, se hace referencia a ese tiempo valioso que se le dedica a nuestros seres queridos, esto es, disponer de las atenciones necesarias para observar, escuchar y sentir todo cuanto ocurre en la vida de esas personas a las que les profesamos nuestro cariño.
En estos tiempos de vida a velocidad vertiginosa, donde de todo lo hacemos a la carrera, donde incluso, se han perdido aspectos tan elementales, como sentarse a la mesa a compartir un almuerzo; dar un abrazo y poner el oído en el rostro del otro para sentir el palpitar de su corazón; abandonar el Smartphone para mirar a los ojos y escuchar atento la muda expresión de los sentimientos, etc.
Estos y otros tantos detalles que ponen de manifiesto nuestro valor humano, cuya amalgama emocional es lo que nos diferencia de las demás especies, poco a poco se han ido perdiendo y vemos como nuestras sociedades se degradan y nos hundimos en el mar de una soledad extrema, rodeado de personas a las que no les prestamos esa atención primaria, propia de un mundo civilizado.
Hoy día las relaciones se resumen en la cantidad de seguidores en las redes sociales, en la infinidad de grupos de amigos en las comunidades virtuales o la simple llamada por una aplicación del teléfono, las que, lejos de acercarnos a la gente, provocan un mayor vacío interior, que se convierte en prisiones de las que muchas veces no pueden salir.
Estar junto con alguien todo el día y compartir determinadas actividades no necesariamente nos hace gozar de un tiempo de calidad, se requiere de especial atención en el otro, saber cuándo una sonrisa es auténtica o fingida, si una lágrima es de alegría o tristeza, cuando el otro necesita sin necesidad de que lo pida, es saber interpretar el silencio, indagar en las miradas perdidas, es expresar sin palabras como valoras la presencia de ese ser a quien decimos que amamos.
Algunos erróneamente, entienden que el dinero y las prebendas son elementos vitales para crear relaciones fuertes, lo que vemos con pesar en algunos que se creen ser tan importantes, y no dedican tiempo a su madre, los hijos, esposa o amigos, y recurren al dinero para que, inútilmente llene su irresponsable ausencia.
El tiempo de calidad es clave en el fortalecimiento de las vinculaciones afectivas y también constituye un elemento fundamental para que la soledad no siga consumiendo la vida de la gente, evitando así que la ansiedad, el estrés y la depresión mutile la existencia de personas que solo buscan un poco de tiempo, y recordar que viven y son importantes para algo y alguien.
Si algo grandioso puedes hacer por alguien, regálele tiempo de calidad y serás una fuente de inspiración para transformar vidas.
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