IVAN GATON: Recuerdo a mi profesora Ramona

Con el paso del tiempo, reconocemos y admiramos más a aquellas personas que, como la profesora Ramona Reynoso, en Sabana Grande de Boyá, impartía clases desde primero de la primaria hasta el quinto grado, en una vieja casa de piso de madera.

Su vocación sigue siendo objeto de admiración, porque donde ella iban los niños que, como fue mi caso, por su indisciplina, habían sido desahuciados de otros centros de enseñanzas.

Dentro del aula, y fuera de ella, su presencia provocaba respeto y admiración , por esa especial dignidad que su dedicación a cultivar mejores seres humanos para el futuro del país le confería.

Muchos años después de haber sido su alumno, aquí en Madrid, por un comentario que me hizo una ex alumna, sobre la forma en la que impartía mis clases , la memoria trajo a mi el recuerdo de la forma en la que mi profesora Ramona impartía sus docencias , y que sin haberme percatado imitaba.

Evoco su memoria , por la agradable e inspiradora lección de vida que con su ejemplo legó a esos niños de Sabana Grande de Boyá, una persona que hizo de su existencia el arquetipo de seres humanos que por sus cualidades seguirán siendo necesarios para tener mejores personas, y por ende, un mundo mejor.

Mi compañero de pupitre, Dagoberto Severino Cedano, ayer, me hizo volver a pensar en ella, y cómo en el tiempo sus enseñanzas perduran .