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domingo, 24 de diciembre de 2023

LA NAVIDAD, entre excesos y sensatez

Por Franklin Diaz
cpuederd@gmail.com
Estamos inmersos en la primera fase de las festividades navideñas, donde, como es habitual, algunos abrazan la exuberancia de la temporada. Los que creen que la intensidad y los excesos definen el auténtico sabor navideño tienen el derecho de celebrar a su manera. Sin embargo, en medio de la euforia, es importante recordar que hay otros, los sensatos, que aprovechan estos momentos para reflexionar y fortalecer vínculos afectivos.
Mientras algunos optan por lanzarse a la vorágine festiva sin mirar atrás, también los que eligen la serenidad merecen respeto. La Navidad, más allá de las brillantes luces de colores y festines, también ofrece una oportunidad valiosa para la introspección y la renovación de afectos. Es un período propicio para cultivar conexiones significativas y valorar lo que realmente importa.

Créanme que entendemos plenamente a los que desean vivir al máximo cada instante de su vida, pero es fundamental que este entusiasmo no desplace la consideración hacia los demás. Mientras los espíritus festivos se desbordan, también es importante recordar la diversidad de formas de celebrar estas fiestas, que es tan vasta como la propia Navidad.
La alegría no debe ser una excusa para el irrespeto a los que eligen un enfoque más pausado.

La diversidad de perspectivas y enfoques enriquecen estas festividades, convirtiéndolas en un tapiz vibrante de experiencias. Los momentos de reflexión y renovación emocional pueden coexistir armoniosamente con la energía efervescente de quienes buscan vivir intensamente cada momento.

Alcanzar un equilibrio entre ambos enfoques contribuye a crear un ambiente navideño enriquecedor para todos.

En ese contexto, es esencial recordar que la celebración navideña es un espacio compartido. Mientras unos optan por la extravagancia, otros prefieren la sobriedad, y ambos caminos son igualmente válidos. Respetar las elecciones individuales durante esta temporada festiva fomenta un sentido de comunidad que trasciende las diferencias.
En última instancia, la clave radica en encontrar la armonía entre la exuberancia festiva y la serenidad reflexiva, porque la Navidad ofrece la oportunidad de celebrar de manera única a cada persona, respetando al mismo tiempo la elección de los demás.
En este espíritu, que cada festividad sea una amalgama equilibrada de júbilo y reflexión, tejiendo así recuerdos que perdurarán más allá de la temporada navideña.
*Franklin Díaz es coach y conferencista motivacional dominicano.
 

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