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sábado, 20 de julio de 2024

Los presidentes de EE UU que han sido víctima de atentado

Por Rolando Hernández
                                   Bajo Escrutinio
rhernandez5@hotmail.com
La historia de los magnicidios contra los presidentes se remonta al siglo dieciocho (XVIII) en los Estados Unidos. El magnicidio está relacionado con la muerte en forma violenta de una persona poderosa e influyente que por lo general es una figura política.
El primero de los mandatarios en ser víctima de un atentado que acabó con su vida fue Abraham Lincoln, ocurrido la noche del 14 de abril de 1865 momentos en que asistía con su esposa Mary Todd a la presentación de la obra de teatro “Our American Cousin”, presentada en el teatro Ford.
Lincoln recibió un disparo en la cabeza de manos del actor John Wilkes Booth, usando una pistola Derringer que portaba, y provocando su muerte siete horas después del suceso.

El segundo fue James Abram Garfield quien murió 70 días después de ser herido de bala por el abogado Charles Jules Guiteau el 2 de julio de 1881, en la estación de trenes de Washington, D.C.

El tercer ex mandatario estadounidense muerto en el ejercicio de sus funciones fue William McKinley, víctima de los dos disparos que le provocó Leon Czolgosz mientras acudía al Templo de la Música, en el marco de celebración de la Exposición Panamericana que se realizaba en la ciudad de Búfalo, Nueva York, el 6 de septiembre del 1901. El presidente McKinley falleció el 14 de septiembre debido a la infección que le produjeron los disparos.
El cuarto presidente víctima de un atentado fue John F. Kennedy, el cual falleció al ser alcanzado por los disparos que efectuó el 22 de noviembre de 1963 Lee Harvey Oswald mientras se desplazaba en el auto presidencial por la plaza Dealey en la ciudad de Dallas, Texas.
Otros presidentes víctimas de atentados en su contra fueron Ronald Reagan y Donald Trump. Reagan fue víctima de un intento de asesinado ocurrido el 30 de marzo de 1981 cuando salía de una conferencia en el Washington Hilton Hotel, en Washington D.C.
Reagan, que fue alcanzado por uno de los disparos que efectuó John Hinkley R Jr., logró sobrevivir al atentado, y Donald Trump que fue herido en la oreja derecha por los disparos que realizó el joven Thomas Matthew Crooks, de 20 años, el pasado sábado 13 de julio, durante un mitin político al que asistió en la ciudad de Butler, Pensilvania.
Todos los victimarios, los que no murieron en el acto, fueron condenados a la pena de muerte y a prisión de por vida.
Otro magnicidio que aun resuena en la memoria del pueblo norteamericano, fue el cometido contra el Senador y candidato presidencial por el Partido Demócrata, Robert Francis Kennedy (Bobby Kennedy), quien a la media noche del 5 de junio de 1968 fue herido de balas a manos del joven palestino Sirhan Sirhan, falleciendo 25 horas después de cometido el hecho.
Un elemento que se destaca en cada uno de los victimarios, es que tuvieron acceso de manera fácil al uso de las armas de fuego para cometer los atentados, cuatro de los cuales terminaron en magnicidios.

A pesar de que la Constitución Norteamericana en la Segunda Enmienda de 1791 garantiza el derecho a la compra y porte de armas de fuego, la discusión en años recientes se ha centralizado en que las personas bajo ninguna circunstancia deben adquirir armas consideradas de alto calibre. Esto se evidenció en el rifle de asalto que utilizó Matthew Crooks en su tentativa de asesinado (magnicidio) contra el expresidente y actual candidato presidencial republicano, Donald Trump.
Aunque muchos estados mantienen fuertes restricciones en lo relacionado a la compra de armas de fuego, la realidad es que mientras no se impida a los ciudadanos adquirir armas de alto poder, no solo los políticos en tiempo de elecciones, sino la población en general podríamos ser víctimas de las armas que se comercializan de manera legal en los Estados Unidos.
Es hora de que se impongan mayores controles al comercio de las armas de fuego de largo y corto alcance en la sociedad norteamericana. La seguridad debe ser para todos.
*El autor es periodista, educador y escritor dominicano radicado en Nueva Jersey.

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