juanamo93@yahoo.com
La Navidad tiene una magia que nos llena de júbilo a todos. Aun en la distancia, los que inmigramos disfrutamos tímidamente puesto el corazón en el hogar materno, donde juntos compartíamos las fiestas decembrinas. Pero no nos vencemos, fingiendo alegría el día de Nochebuena la pasamos escuc
hando música navideña de nuestros países y dándonos traguitos preparamos la cena familiar.
Pero eso sí, a lo que más tiempo dedicamos esa noche es a las redes sociales; especialmente aquellos inmigrantes que viven solos en una habitación. Recibimos y enviamos un montón de mensajes de buenos deseos navideños y compartiendo nuestras mejores fotos de felicidad, aunque la nevera esté vacía.
En las reuniones familiares siempre aparece un nostálgico que muestra con sus lágrimas la ausencia de un hijo, la madre que dejó atrás o al grupo de amigos que le ayudaban a beberse un pote de romo. Entrada la noche, esas videollamadas a los panas son continuas, para mostrarles lo bien que la están pasando o preguntar por el que hace días no ven. Es como que la alegría la llevamos por dentro, pero la nostalgia y la falta de ambiente nos apaga el fuego.
Si nos enfocamos en el espíritu religioso, no es para menos, y te puede dar cuenta con el simbolismo que representan las decoraciones, las luces y el árbol en la casa del vecino, que aprovechamos para hacernos fotos, especialmente si se trata de una familia latina, donde muchas veces hasta exageramos.
Las decoraciones ya no simbolizan el nacimiento de Jesucristo, que vino a salvar el mundo, a enseñar amarnos unos a otros, es más bien una muestra de que nos sentimos bien, alegres y que podemos comprar cuantas luces queremos. Antes eran más humildes con un pesebre.
Deseo que la cena de hoy no sea una noche buena más. Que sea una noche de reflexión, un compartir familiar y crecimiento espiritual. Aprovechando el momento para agradecer y dejar a un lado el enojo, ego, envidia, el rencor y la vanidad. Extendiendo la mano al necesitado sin esperar nada a cambio, porque ya hemos sido recompensado con el nacimiento de Jesucristo.
Feliz Navidad para todos.
Pero eso sí, a lo que más tiempo dedicamos esa noche es a las redes sociales; especialmente aquellos inmigrantes que viven solos en una habitación. Recibimos y enviamos un montón de mensajes de buenos deseos navideños y compartiendo nuestras mejores fotos de felicidad, aunque la nevera esté vacía.
Si nos enfocamos en el espíritu religioso, no es para menos, y te puede dar cuenta con el simbolismo que representan las decoraciones, las luces y el árbol en la casa del vecino, que aprovechamos para hacernos fotos, especialmente si se trata de una familia latina, donde muchas veces hasta exageramos.
Las decoraciones ya no simbolizan el nacimiento de Jesucristo, que vino a salvar el mundo, a enseñar amarnos unos a otros, es más bien una muestra de que nos sentimos bien, alegres y que podemos comprar cuantas luces queremos. Antes eran más humildes con un pesebre.
Deseo que la cena de hoy no sea una noche buena más. Que sea una noche de reflexión, un compartir familiar y crecimiento espiritual. Aprovechando el momento para agradecer y dejar a un lado el enojo, ego, envidia, el rencor y la vanidad. Extendiendo la mano al necesitado sin esperar nada a cambio, porque ya hemos sido recompensado con el nacimiento de Jesucristo.
Feliz Navidad para todos.
*La autora es periodista y escritora, publicó el libro "Lo hice".
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