javierfuentes1964.jf@gmail.com
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En el contexto de nuestra área de estudio, quiero analizar los graves problemas y desafíos que enfrenta la Administración Trump y, con ella, Estados Unidos en un mundo cada vez más globalizado, marcado por conflictos bélicos, el cambio climático, la competencia industrial, las desigualdades sociales y la creciente desconfianza.
A partir de ese marco referencial surgen las siguientes preguntas:
1ro)- “¿Podrá Trump enfrentar los desafíos globales mediante aranceles y sanciones?”
2do)- ¿EE.UU, logrará competir con una población debilitada por vicios, enfermedades y división interna ?
3ro)- ¿Le devolverá Trump la gloria a la nación más influyente de este último siglo?
Para abordar estas preguntas con sus respuestas en los distintos escenarios, comenzaremos analizando las perspectivas de expertos que sostienen que la “declinación” de la hegemonía de Estados Unidos está cerca tomando cómo ejemplo el empuje de China y un grupo de países que la acompañan.
1ro) Enfoque Económico
La decadencia del imperio estadounidense, desde una perspectiva económica, está determinada por diversos factores estructurales.
Según Joseph Stiglitz, en “El precio de la desigualdad” (2012), resalta cómo la creciente desigualdad y la deuda externa ha socavado la estabilidad económica de Estados Unidos.
Y nos plantea: “La clase media ha perdido terreno, y la dependencia de la deuda ha aumentado, lo que ha generado un colapso de su base productiva”.
Y añade: “La globalización ha favorecido a países como China, que han sabido aprovechar una mano de obra calificada y competitiva, lo que ha permitido a su economía superar las expectativas globales”.
A partir de este análisis, se puede interpretar que el ascenso económico de China ha sido posible gracias a décadas de inversión estratégica en educación y desarrollo tecnológico, mientras que Estados Unidos ha descuidado la formación y fortalecimiento de su propia mano de obra calificada.
Esto explica por qué empresas como Huawei, Tencent y Alibaba han surgido como competidoras directas de gigantes estadounidenses en sectores clave.
Otro ejemplo de esto es Tencent Games, la compañía de videojuegos más grande e importante del mundo según ingresos.
Tencent se ha consolidado como líder global gracias a su participación en grandes franquicias, el desarrollo de juegos propios y la adquisición de reconocidos estudios internacionales, como Riot Games (League of Legends) y Supercell (Clash of Clans).
Además, TikTok, la plataforma de redes sociales basada en contenido generado por usuarios (UGC, por sus siglas en inglés), se ha posicionado como la más poderosa en el ámbito de videos cortos y dinámicos.
Joseph Stiglitz ( 2012), nos señala: “que esta transformación ha desafiado la supremacía de Estados Unidos, especialmente en áreas como la tecnología y la manufactura avanzada”.
Agrega: “Este fenómeno está llevando a Estados Unidos a enfrentar un reto económico que no ha sido completamente comprendido en sus políticas internas”.
Todo lo anteriormente mencionado debe extrapolarse a sectores como el aeroespacial, la inteligencia artificial, la mecánica cuántica, la nanotecnología, la minería, la industria farmacéutica, agropecuaria y maquiladora.
China representa el 30% del volumen de la producción mundial.
Para corroborar lo arriba señalado; “En 2024, el superávit comercial (exportación) de China con el resto del mundo alcanzó, los 992.000 millones de dólares, según las cifras publicadas el lunes 13 de enero por la Administración General de Aduanas China”.(The New York Times 2025)
Esto, sin mencionar su potente mercado interno, el de mayor consumo mundial y crecimiento. En 2024 rondó los $33 billones (PPA), mientras que el de Estados Unidos fue de aproximadamente $26 billones (PPA).
Nadie podía imaginar 30 años atrás algo tan extraordinario al mismo tiempo de sacar 700 millones de personas de la indigencia y pobreza, quizá, el milagro humano más extraordinario del siglo.
Se trata del mayor superávit en la historia de China, y probablemente del planeta.
Además, las marcas de automóviles eléctricos como BYD, NIO y Xpeng, con sede en China, están desafiando a las grandes empresas estadounidenses como Tesla, a los fabricantes japoneses que han decidido en grupos fusionarse, lo que subraya el crecimiento de la capacidad de producción e innovación tecnológica de China.
Las industrias de los vehículos eléctricos, han visto cómo estas marcas chinas se expanden rápidamente, con la calidad tecnología como sus principales ventajas competitivas.
En el ámbito del comercio minorista, Temu; plataforma de compras en línea originaria de Pin Duoduo, ha capturado rápidamente la atención de consumidores globales, con productos a precios muy competitivos, aprovechando la cadena de suministro y la mano de obra eficiente china.
Su éxito pone de manifiesto no solo el poder del comercio electrónico, sino también cómo las empresas chinas están moldeando el futuro del comercio global, desafiando a gigantes occidentales como Amazon y Walmart, esta última cerrando sus operaciones y locales por todo el mundo.
2do) El Dólar y el Sistema Financiero SWIFT.
El fin de la Supremacía Financiera de EE.UU., se aproxima cada vez más rápido —sin olvidar que históricamente el dólar ha sido la moneda de reserva del sistema financiero global— debido a que Estados Unidos al tiempo de controlar el Swift también lo usa como mecanismo de presión.
Algo que ha caído muy mal a gobiernos de distintos países.
Este declive en la confianza —no en oro— del dólar y los esfuerzos de varios países al diversificar sus reservas internacionales está desafiando la supremacía estadounidense.
De un 80 % ha bajado a menos de 60% como moneda de reserva.
La tendencia a la desdolarización ha ganado fuerza, con los BRICS, particularmente en economías como China, Rusia, Brasil, India, Irán, Sudáfrica, Venezuela, etc…, por el uso frecuente de las sanciones y las guerras, obligando a los países a buscar otras alternativas en sus transacciones internacionales.
La utilización del SWIFT como arma política y de sumisión, quedó tan evidenciado con las sanciones impuestas a países como; Irán, Rusia, Venezuela y la guerra de los Chips, generando una reacción negativa.
Sergey Glazyev argumenta que “el uso de este sistema para imponer sanciones ha empujado a Rusia y otras economías emergentes a desarrollar sus propios sistemas de pago, como el SPFS en Rusia, o fortalecer las alternativas proporcionadas por China a través del sistema CIPS”.
Esta ruptura del monopolio financiero estadounidense está acelerando la transición a un sistema multipolar, donde el yuan y otras monedas regionales ganan terreno, particularmente en el contexto de la Ruta de La Seda, fuera de la esfera de influencia estadounidense.
3ro) Enfoque Político
Jeffrey Sachs ha abordado en varios escritos y entrevistas la disminución de la hegemonía global de Estados Unidos y sus implicaciones.
En una entrevista publicada en La Vanguardia en septiembre de 2024, Sachs afirmó que, “tras la desaparición de la Unión Soviética en 1991, Estados Unidos asumió que dominaría el mundo como potencia hegemónica sin rival”.
Sin embargo, explicó que este enfoque “ha llevado a una creciente multipolaridad, con el ascenso de potencias como China, Rusia e India, lo que ha reducido la influencia estadounidense en asuntos globales”.
Desde una perspectiva política, Emmanuel Todd, en ¿Quién es Charlie? (2019), subraya cómo “la creciente polarización dentro de Estados Unidos está debilitando la cohesión interna y afectando su capacidad de liderazgo global”.
El sistema político estadounidense ha sido incapaz de adaptarse a las nuevas realidades de un mundo multipolar. Y en lo interno se ridiculiza así mismo.
Zbigniew Brzezinski, en “El gran tablero mundial” (1997), sostuvo que “el mayor desafío para Estados Unidos era evitar que China emergiera como una potencia rival”.
Pero en su análisis subestimó el ascenso de China.
Mientras Brzezinski enfocó sus esfuerzos en aislar a China, no anticipó la rapidez con la que este país transformaría su economía y poderío político.
China ha logrado aprovechar su mano de obra calificada no solo para mejorar su producción interna, sino también para expandir su influencia geopolítica a través de iniciativas como la Ruta de la Seda y negociaciones con todos los gobiernos sin importar ideología.
Brzezinski, en su deseo de preservar la hegemonía estadounidense, cometió un error estratégico al no prever el impacto de la apertura económica de China y su posterior crecimiento acelerando la deslocalización industrial estadounidense.
4to) La Ruta de la Seda y Alternativas al Transporte Marítimo
La Ruta de la Seda, es otro de los desafíos que Trump tendrá que sortear, buscando un sustituto a la creación de este sistema —comercial— supranacional geoeconómico, estrategia extremadamente brillante desde la geopolítica.
Esta Ruta de la Seda, representa una alternativa que desafía, de igual modo, el control comercial marítimo, de forma que en medio de un conflicto Estados Unidos no pueda bloquear a China.
Partiendo por lo dicho de Henry Kissinger, que “El poder naval se convirtió en un pilar para proteger las rutas comerciales y expandir mercados en Asia y América Latina, consolidando a EE. UU. como una potencia económica y militar”.(La Diplomacia 1994)
Intuimos que la iniciativa fue concebida bajo la visión de crear nuevas infraestructuras de transporte comerciales para no depender de los océanos, donde ha ejercido Estados Unidos una fuerte influencia.
No podemos olvidar que la armada de EE.UU, ha sido estructurada para proyectar poder naval en cualquier frontera marítima, ese es su origen imperial.
Pero la expansión de la Ruta de la Seda está reduciendo esa dependencia y configurándose un “Nuevo Orden Global”.
Además, La Ruta de La Seda no es solo una estrategia económica, sino también una forma de fortalecer el poder geo-comercial y militar de China.
Ya nadie pone en dudas que cuando se habla de conflictos mundiales, no se puede descartar la influencia China en África, América Latina y Eurasia proyectando poder económico, político y hasta militar.
Sin dudas que China se está preparando junto con otras naciones para sustituir a Norteamérica, —por razón de que los imperios son categorías históricas determinadas en el tiempo— lo que representa un desafío peligroso para Trump.
La Ruta de la Seda, no solo involucra el transporte físico, sino también una red de colaboración tecnológica y económica que integra a Eurasia y África, destacando la creciente competitividad de la tecnología, finanza y mano de obra calificada china.
Continuará……..
*El autor es politólogo y teólogo, residente en Nueva York.
En el contexto de nuestra área de estudio, quiero analizar los graves problemas y desafíos que enfrenta la Administración Trump y, con ella, Estados Unidos en un mundo cada vez más globalizado, marcado por conflictos bélicos, el cambio climático, la competencia industrial, las desigualdades sociales y la creciente desconfianza.
A partir de ese marco referencial surgen las siguientes preguntas:
1ro)- “¿Podrá Trump enfrentar los desafíos globales mediante aranceles y sanciones?”
2do)- ¿EE.UU, logrará competir con una población debilitada por vicios, enfermedades y división interna ?
3ro)- ¿Le devolverá Trump la gloria a la nación más influyente de este último siglo?
Para abordar estas preguntas con sus respuestas en los distintos escenarios, comenzaremos analizando las perspectivas de expertos que sostienen que la “declinación” de la hegemonía de Estados Unidos está cerca tomando cómo ejemplo el empuje de China y un grupo de países que la acompañan.
1ro) Enfoque Económico
La decadencia del imperio estadounidense, desde una perspectiva económica, está determinada por diversos factores estructurales.
Según Joseph Stiglitz, en “El precio de la desigualdad” (2012), resalta cómo la creciente desigualdad y la deuda externa ha socavado la estabilidad económica de Estados Unidos.
Y nos plantea: “La clase media ha perdido terreno, y la dependencia de la deuda ha aumentado, lo que ha generado un colapso de su base productiva”.
Y añade: “La globalización ha favorecido a países como China, que han sabido aprovechar una mano de obra calificada y competitiva, lo que ha permitido a su economía superar las expectativas globales”.
A partir de este análisis, se puede interpretar que el ascenso económico de China ha sido posible gracias a décadas de inversión estratégica en educación y desarrollo tecnológico, mientras que Estados Unidos ha descuidado la formación y fortalecimiento de su propia mano de obra calificada.
Esto explica por qué empresas como Huawei, Tencent y Alibaba han surgido como competidoras directas de gigantes estadounidenses en sectores clave.
Otro ejemplo de esto es Tencent Games, la compañía de videojuegos más grande e importante del mundo según ingresos.
Tencent se ha consolidado como líder global gracias a su participación en grandes franquicias, el desarrollo de juegos propios y la adquisición de reconocidos estudios internacionales, como Riot Games (League of Legends) y Supercell (Clash of Clans).
Además, TikTok, la plataforma de redes sociales basada en contenido generado por usuarios (UGC, por sus siglas en inglés), se ha posicionado como la más poderosa en el ámbito de videos cortos y dinámicos.
Joseph Stiglitz ( 2012), nos señala: “que esta transformación ha desafiado la supremacía de Estados Unidos, especialmente en áreas como la tecnología y la manufactura avanzada”.
Agrega: “Este fenómeno está llevando a Estados Unidos a enfrentar un reto económico que no ha sido completamente comprendido en sus políticas internas”.
Todo lo anteriormente mencionado debe extrapolarse a sectores como el aeroespacial, la inteligencia artificial, la mecánica cuántica, la nanotecnología, la minería, la industria farmacéutica, agropecuaria y maquiladora.
China representa el 30% del volumen de la producción mundial.
Para corroborar lo arriba señalado; “En 2024, el superávit comercial (exportación) de China con el resto del mundo alcanzó, los 992.000 millones de dólares, según las cifras publicadas el lunes 13 de enero por la Administración General de Aduanas China”.(The New York Times 2025)
Esto, sin mencionar su potente mercado interno, el de mayor consumo mundial y crecimiento. En 2024 rondó los $33 billones (PPA), mientras que el de Estados Unidos fue de aproximadamente $26 billones (PPA).
Nadie podía imaginar 30 años atrás algo tan extraordinario al mismo tiempo de sacar 700 millones de personas de la indigencia y pobreza, quizá, el milagro humano más extraordinario del siglo.
Se trata del mayor superávit en la historia de China, y probablemente del planeta.
Además, las marcas de automóviles eléctricos como BYD, NIO y Xpeng, con sede en China, están desafiando a las grandes empresas estadounidenses como Tesla, a los fabricantes japoneses que han decidido en grupos fusionarse, lo que subraya el crecimiento de la capacidad de producción e innovación tecnológica de China.
Las industrias de los vehículos eléctricos, han visto cómo estas marcas chinas se expanden rápidamente, con la calidad tecnología como sus principales ventajas competitivas.
En el ámbito del comercio minorista, Temu; plataforma de compras en línea originaria de Pin Duoduo, ha capturado rápidamente la atención de consumidores globales, con productos a precios muy competitivos, aprovechando la cadena de suministro y la mano de obra eficiente china.
Su éxito pone de manifiesto no solo el poder del comercio electrónico, sino también cómo las empresas chinas están moldeando el futuro del comercio global, desafiando a gigantes occidentales como Amazon y Walmart, esta última cerrando sus operaciones y locales por todo el mundo.
2do) El Dólar y el Sistema Financiero SWIFT.
El fin de la Supremacía Financiera de EE.UU., se aproxima cada vez más rápido —sin olvidar que históricamente el dólar ha sido la moneda de reserva del sistema financiero global— debido a que Estados Unidos al tiempo de controlar el Swift también lo usa como mecanismo de presión.
Algo que ha caído muy mal a gobiernos de distintos países.
Este declive en la confianza —no en oro— del dólar y los esfuerzos de varios países al diversificar sus reservas internacionales está desafiando la supremacía estadounidense.
De un 80 % ha bajado a menos de 60% como moneda de reserva.
La tendencia a la desdolarización ha ganado fuerza, con los BRICS, particularmente en economías como China, Rusia, Brasil, India, Irán, Sudáfrica, Venezuela, etc…, por el uso frecuente de las sanciones y las guerras, obligando a los países a buscar otras alternativas en sus transacciones internacionales.
La utilización del SWIFT como arma política y de sumisión, quedó tan evidenciado con las sanciones impuestas a países como; Irán, Rusia, Venezuela y la guerra de los Chips, generando una reacción negativa.
Sergey Glazyev argumenta que “el uso de este sistema para imponer sanciones ha empujado a Rusia y otras economías emergentes a desarrollar sus propios sistemas de pago, como el SPFS en Rusia, o fortalecer las alternativas proporcionadas por China a través del sistema CIPS”.
Esta ruptura del monopolio financiero estadounidense está acelerando la transición a un sistema multipolar, donde el yuan y otras monedas regionales ganan terreno, particularmente en el contexto de la Ruta de La Seda, fuera de la esfera de influencia estadounidense.
3ro) Enfoque Político
Jeffrey Sachs ha abordado en varios escritos y entrevistas la disminución de la hegemonía global de Estados Unidos y sus implicaciones.
En una entrevista publicada en La Vanguardia en septiembre de 2024, Sachs afirmó que, “tras la desaparición de la Unión Soviética en 1991, Estados Unidos asumió que dominaría el mundo como potencia hegemónica sin rival”.
Sin embargo, explicó que este enfoque “ha llevado a una creciente multipolaridad, con el ascenso de potencias como China, Rusia e India, lo que ha reducido la influencia estadounidense en asuntos globales”.
Desde una perspectiva política, Emmanuel Todd, en ¿Quién es Charlie? (2019), subraya cómo “la creciente polarización dentro de Estados Unidos está debilitando la cohesión interna y afectando su capacidad de liderazgo global”.
El sistema político estadounidense ha sido incapaz de adaptarse a las nuevas realidades de un mundo multipolar. Y en lo interno se ridiculiza así mismo.
Zbigniew Brzezinski, en “El gran tablero mundial” (1997), sostuvo que “el mayor desafío para Estados Unidos era evitar que China emergiera como una potencia rival”.
Pero en su análisis subestimó el ascenso de China.
Mientras Brzezinski enfocó sus esfuerzos en aislar a China, no anticipó la rapidez con la que este país transformaría su economía y poderío político.
China ha logrado aprovechar su mano de obra calificada no solo para mejorar su producción interna, sino también para expandir su influencia geopolítica a través de iniciativas como la Ruta de la Seda y negociaciones con todos los gobiernos sin importar ideología.
Brzezinski, en su deseo de preservar la hegemonía estadounidense, cometió un error estratégico al no prever el impacto de la apertura económica de China y su posterior crecimiento acelerando la deslocalización industrial estadounidense.
4to) La Ruta de la Seda y Alternativas al Transporte Marítimo
La Ruta de la Seda, es otro de los desafíos que Trump tendrá que sortear, buscando un sustituto a la creación de este sistema —comercial— supranacional geoeconómico, estrategia extremadamente brillante desde la geopolítica.
Esta Ruta de la Seda, representa una alternativa que desafía, de igual modo, el control comercial marítimo, de forma que en medio de un conflicto Estados Unidos no pueda bloquear a China.
Partiendo por lo dicho de Henry Kissinger, que “El poder naval se convirtió en un pilar para proteger las rutas comerciales y expandir mercados en Asia y América Latina, consolidando a EE. UU. como una potencia económica y militar”.(La Diplomacia 1994)
Intuimos que la iniciativa fue concebida bajo la visión de crear nuevas infraestructuras de transporte comerciales para no depender de los océanos, donde ha ejercido Estados Unidos una fuerte influencia.
No podemos olvidar que la armada de EE.UU, ha sido estructurada para proyectar poder naval en cualquier frontera marítima, ese es su origen imperial.
Pero la expansión de la Ruta de la Seda está reduciendo esa dependencia y configurándose un “Nuevo Orden Global”.
Además, La Ruta de La Seda no es solo una estrategia económica, sino también una forma de fortalecer el poder geo-comercial y militar de China.
Ya nadie pone en dudas que cuando se habla de conflictos mundiales, no se puede descartar la influencia China en África, América Latina y Eurasia proyectando poder económico, político y hasta militar.
Sin dudas que China se está preparando junto con otras naciones para sustituir a Norteamérica, —por razón de que los imperios son categorías históricas determinadas en el tiempo— lo que representa un desafío peligroso para Trump.
La Ruta de la Seda, no solo involucra el transporte físico, sino también una red de colaboración tecnológica y económica que integra a Eurasia y África, destacando la creciente competitividad de la tecnología, finanza y mano de obra calificada china.
Continuará……..
*El autor es politólogo y teólogo, residente en Nueva York.
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