He concluido en lo que muchos también piensan, que la
felicidad es un estado de ánimo. Que el éxito es hacer lo que te hace sentir bien,
dependiendo de la perspectiva con que lo veas. Porque para mi mamá su mayor éxito
fue haberse casado, tener sus hijos y ayudarlos a criar, educarlos, lavarles sus
ropas, cocinarles y vivir en su propia casa.
Sin embargo, para su hermano Pedro, su mayor éxito fue
haberse realizado profesionalmente, tener su casa y negocio propio.
Aunque muchos no compartirán mi apreciación, siento que
cada uno tiene su propia definición a la hora de definir el éxito y la
felicidad, pues en ambos casos influye mucho el estado de ánimo en que se
encuentre el ser humano.
Decir que ha tenido éxito una persona que logra una buena
posición económica, profesión, viajes, casa, carros y un remunerado trabajo, no
se ajusta a la realidad cuando no tiene un hogar saludable, dificultades con la
pareja, hijos sin atención o en malos pasos. Pero sí puede afirmarse que esa misma
persona ha logrado tener muchos momentos felices en su vida, aunque no
permanezca en ese estado anímico.
Y es que muchos nos afanamos la vida persiguiendo esa
felicidad que nunca llega y subiendo la escalera del éxito para alcanzar el último
eslabón, cuyo resultado final muchas veces resulta en cansancio y fatiga, pero
sí hay éxitos.
Mi amigo “Octavio” llegó a esta gran nación (EEUU) un mes
después que yo, hace unos 23 años y me dio la seguridad que había logrado el
sonado ‘sueño americano’ y quizás tenga razón, porque tiene 18 años en
un mismo trabajo (cobra muy bien para sus conocimientos), sus vacaciones
pagadas siempre ha preferido trabajarlas para recibir más dinero, casi termina
de pagar su casa en Garfield, NJ, anima sus fines de semana (si no los trabaja)
con algunos tragos que le hacen frente a los quebrantos de salud, su esposa de
siempre le hace el coro; un hijo casi profesional y dos esperando turno para ir
a la universidad. Solo una vez ha vuelto a su país y sigue fajao trabajando
para logran una generosa pensión cuando cumpla los 65 años, solo le faltan 6.
Definitivamente, mi amigo siente que ha tenido mucho éxito
en este país. Pero no se da cuenta que está acabando su vida detrás de
conseguir el dinerito de la pensión, será para disfrutar después de los 65 años,
cuando ya haya perdido toda la fuerza y los ahorros y pensión solo le alcance para comprar medicinas.
Y yo pregunto, por qué mejor no nos ocupamos en vivir nuestros
días? Por qué no darle descanso laboral al cuerpo y disfrutamos de la familia,
de esos bonitos momentos que nos ofrecen los hijos o nietos? Pero no. La ambición
por el dinero es la gran frontera que nos divide de la Paz Celestial, nos
esforzamos con luchas vanas por un futuro incierto y despreciamos vivir el
presente, que lo de mucho valor es lo que poseemos y debemos disfrutarlo, que
si no estás con quien amas, debes aprender a amar con quien estas.
Pero, imagínate que hoy es el último día, dile a tus
seres queridos cuanto los ama, por si no tenemos garantía de que regresaremos
vivos a la casa, te sugiero que pongas hoy un seguro de vida, entrégale tu vida
a Jesucristo.
1 comentario:
Excellente resumen de en verdad lo que es la realidad de la vida. Hay veces no llegamos a los 65/67 y hemos dejado de disfrutar con personas queridas a cambio de lo que nunca acabo de llega. Y estoy ciertament de acuerdo que el no se acerca al Senor menos vive la realidad. Gracias!!
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