Los japoneses, ocuparon la península coreana, luego de la batalla de Tsuchima en 1905, bajo el mando del almirante Togo Heihachiro, cuando destruyeron la flota rusa, que había dado una media vuelta al mundo para sufrir una estrepitosa derrota. Concluida la Segunda Guerra Mundial, Corea quedó ocupada por las tropas de la URSS al norte del paralelo 38, mientras que al sur estaban las fuerzas de los Estados Unidos de América.
La guerra fría marcó el destino de los coreanos, convocados a elecciones por la recién creada ONU, en mayo de 1948, Syngman Rhee fue electo presidente de la República de Corea. Mientras tanto, la Suprema Asamblea del Pueblo de Corea del Norte, hizo una constitución y designó, a Kim Il Sung como primer ministro, éste había sido un antiguo guerrillero anti japonés, que llegó a alcanzar el rango de capitán del ejército rojo soviético.
Con la intención de unificar la península bajo su mandato, el 25 de junio de 1950, Kim Il Sung, con la aprobación del líder soviético Joseph Stalin, atacó Corea del Sur, donde no logró su objetivo, gracias al apoyo militar que los Estados Unidos dieron a los surcoreanos. El general William Mccarthur estuvo a cargo de la defensa de los surcoreanos, hasta que su trato desdeñoso hacia el Presidente Harry S. Truman, y su intención de que se lanzara un ataque nuclear a China, lo llevaron al retiro.
Los chinos, observaban con preocupación cómo se acercaban las tropas de Maccarthur hacia su frontera con Corea en el río Yalú, y enviaron más de un millón y medio de hombres para apoyar a Corea del Norte, al mando del general Peng Dehuai, más de medio millón de chinos murieron en la guerra. Mao Tse Tung llegó a advertir a Stalin que el objetivo de los Estados Unidos de América, luego de ocupar la península coreana, sería entrar en guerra con China.
En 1953 se firmó el armisticio, que puso fin al enfrentamiento bélico, en la península coreana ha existido una paz armada. Una escalada militar en la península coreana, debido a la capacidad misilística norcoreana podría hacer desaparecer Seúl y Tokio. Estos efectos colaterales, serían desastrosos para la economía mundial; interdependiente, por causas de la globalización, de ahí lo fundamental del retorno a la “paciencia estratégica” que llevaran a cabo las anteriores administraciones estadounidenses, el acercamiento de la administración Trump con Pekín es imprescindible, las tribulaciones en Corea tienen su solución con los herederos de Qing Shi Huang.
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