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REDUZCA LA VELOCIDAD EN NEW YORK

sábado, 28 de noviembre de 2020

¿El que cela es porque quiere?

Por Franklin Díaz

Los celos son inseparables de nuestras vidas, pero si no aprendemos a controlar esas emociones, pueden desvirtuarse de tal forma, que terminamos por querer controlar  hasta el más mínimo movimiento de la otra persona, y cuando eso ocurre, no hay paz en la relación.

La pregunta, aparentemente simplista de la interrogante que precede a este artículo, nos mueve a decir que el amor profundo y los celos tienen origen en la misma zona cerebral. Es decir,  los recuerdos, las emociones y las percepciones  son productos de la conexión del hipotálamo con las amígdalas, el hipocampo y los ganglios basales, que al producirse una conexión dinámica, constituyen el sistema límbico, que brinda respuesta por la ira, el deseo y el enojo.

Esos tres componentes están vinculados directamente con el amor, el odio y los celos.  Esto de plano, nos dice que para que haya una manifestación  de celos, necesariamente debe existir  una determinada expresión afectiva, sin embargo, cuando no se le presta atención a esta conducta, puede convertirse en uno de los problemas más serios y complejos que pudieran cohabitar entre dos vidas, cuyas consecuencias son imprevisibles.

Cuando los celos se convierten en el sentimiento dominante, el amor no deja de existir, pero si además se le agrega el odio, tenemos una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar.  La cura es uno de esos retos más serios para los profesionales de la conducta, pues resulta difícil el cambio, sobre todo cuando no hay un interés manifiesto del celoso por cambiar ese comportamiento, sin embargo, podemos prevenirla. De ahí la necesidad de que los noviazgos cumplan con un determinado  proceso, en el cual las parejas van conociendo el comportamiento mutuo. Todo el que manifiesta una determinada conducta en el matrimonio, la arrastra desde el noviazgo y da muchas señales, a las que se le debe prestar especial atención, por eso se recomienda buscar ayuda temprana para evitar males peores en el futuro.

Si alguien vive una situación con su pareja relacionada con los celos desenfrenados, expertos como la psicóloga Andrea Méndez, aconseja que haya interés y compromiso mutuo, de modo que, se hace necesario conversar sobre los miedos y las ansiedades que manifiesta la persona celosa, ser abierto y tener sensibilidad, asumiendo que frente a esa problemática, hay disposición para ayudar y finalmente, según Méndez, se debe asumir el papel de tranquilizar a la persona celosa, explicándole que se le quiere y que con el esfuerzo de ambos superarán esa difícil situación.

Si el celoso no se deja ayudar, y por encima,  pretende invadir  y controlar tu vida, es tiempo de buscar ayuda profesional. Si hay violencia, debe acudir a las autoridades, y más allá del dolor que genera dejar a alguien que se ama, suelta esa relación, porque lo nocivo solo tiene un destino…  Porque quien sufre de celos desenfrenados y no se deja ayudar, puede perjudicarte la vida.

*Franklin Díaz es coach y conferencista motivacional dominicano.

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