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sábado, 18 de diciembre de 2021

LA GENTE ALTAMENTE SENSIBLE

Por Franklin Diaz

cpuederd@gmail.com
En cada cabeza de las 7 mil 500 millones de personas, que aproximadamente habitan este planeta, hay un mundo, cuyas características estructurales son muy parecidas, pero con unos contenidos muy distintos. Estas diferenciaciones se presentan de diversas maneras, sin embargo, en este artículo hacemos mención de las divergencias de tipo emocional.

Hay personas de comportamientos fríos, cuyos sentimientos se muestran muy poco, mientras otras tienen una enorme carga de sensibilidad. Estos últimos llevan un ritmo de vida bastante agitado, ya que sus cambios repentinos, provocados por cualquier situación interna o externa, tienen un gran peso emocional, por eso se enojan, sobresaltan y lloran con facilidad.

Hoy sabemos que nuestros comportamientos son el resultado de dos aspectos básicos, que son los biológicos, que tiene que ver con los genes que heredamos; estos genes son fragmentos de ADN, que actúan como micro memoria, donde se almacenan las informaciones genéticas. El segundo tiene que ver con el medio ambiente en que nos desarrollamos, el cual tiene una enorme influencia en la conducta, desde el momento en que nacemos hasta la muerte. Este factor ambiental tiene que ver con los medios natural y sociocultural.

Ser sensible en sí mismo, no es un problema, puesto que la sensibilidad es una condición natural, propia de la gente que se deja llevar de los afectos de la ternura y la compasión, pero cuando esa facultad cruza la barrera de lo normal, estamos frente a una situación emocional de preocupación, puesto que puede generar dificultades, que van, desde la baja tolerancia a las críticas y a los pensamientos contrarios a los suyos, sus dolores y sus problemas cotidianos pesan más que los demás y son más difíciles que resuelve; no se adaptan con facilidad a los cambios, etc.

No existe una varita mágica para de ser altamente sensible, sin embargo, existen algunas técnicas que pueden ayudar a controlarla. Se debe asumir, en primer lugar, que ser sensible no es un problema de vida o muerte, más bien, se trata de hacer un poco de esfuerzo para tener mejor calidad de vida. Es necesario identificar los momentos en que sentimos ese tipo de sensibilidad y de alguna manera cuestionar ese comportamiento sin sentido de culpabilidad, y en ese mismo momento asumir que esta conducta es un error, pero sobre todo, que esa es una experiencia en la que has salido ganador.

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