Orgullosa de ser dominicana

Por Juana M. Ortiz
uanamo93@yahoo.com
Hablar de orgullo y valores patrios es hablar de aquellos hombres y mujeres que a través de la historia han representado a la República Dominicana con dignidad. Y que han contribuido a que nosotros como dominicanos, podamos identificarnos y entusiasmados decir, lo orgullosa que me siento al haber nacido en Quisqueya, o que mis padres hayan nacido allá.
Primero debemos reconocer nuestros orígenes y admitir que somos una mezcla de razas y culturas, que identifican nuestras raíces africanas, europeas y taina. Porque esas raíces ancestrales no surgieron de una sola raza.
Al mismo tiempo, debemos reconocer que los países caribeños vecinos del nuestro también comparten los mismos orígenes ancestrales. Salvo algunas excepciones, entre ellas una representación simbólica que nos identifica dondequiera que vamos: las famosas muñecas sin rostro. Esas muñecas no muestran ningunas características faciales porque somos mestizos.
Nuestra raza es una mezcla de negro, blanca y taina. Por eso, muchos de nosotros tenemos el pelo crespo o lacio, mientras que el de otros es mezcolanza de los dos. Esas muñecas simbolizan nuestra identidad como hijos de Quisqueya.
Otros ejemplos de identidad también lo encontramos en nuestras costumbres y tradiciones, muchas de ellas adoptadas, pero cuando las juntamos con las vernáculas, las volvemos nativas, propias de esa parte de La Española y que nos dejaron los aborígenes.
Hoy en Quisqueya (que es un vocablo de origen maya que significa “Madre de Todas las Tierras”) celebramos 180 años de Independencia, de aquella gesta gloriosa que valerosos hombres y mujeres se empeñaron en dejarnos como herencia, y que dignamente defendemos, gracias a Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez.
Felicidades hermanos dominicanos.

*La autora es periodista y escritora dominicana residente en Nueva Jersey.