El amor de una madre, hoy en su dia

Por Juana Ortiz
juanamo93@yahoo.com
Este domingo los dominicanos estaremos agasajando al único ser humano que siempre está dispuesto a brindar su amor incondicional y entregarlo todo por nosotros los hijos, el día de las madres.
Tradicionalmente este suele ser un día muy activo para nuestra comunidad, tanto para los dominicanos que residen en el país como los que viven fuera.
La mayor felicidad para una madre cuando trae un hijo/a al mundo es poder tenerle entre sus brazos y saber que está bien. ¿Pero qué pasa cuando al nacer las expectativas desde el nacimiento del bebe no son como la madre esperaba? Como si el bebe nace con una condición médica que requiere de mucho más cuidado en comparación a otros.
Y los diagnósticos por parte del equipo médico son desalentador. Pues, como sucede en estos casos, el júbilo sobre el nacimiento del bebe se convierte en preocupación y en temor.

Lamentablemente este fue el caso de mi mamá al yo nacer. Como madre primeriza lo que debería ser un acontecimiento lleno de alegría y regocijo, se transformó en desaliento y en temor. Desaliento por el diagnóstico médico al notificarle a mi madre que yo había nacido con parálisis cerebral.

Con el hecho de tener un hijo/a con esta condición médica en Estados Unidos es bastante difícil. Pero mucho más complicado es haberlo traído al mundo en Baní, República Dominicana donde nací, cuando los recursos eran demasiado limitados. La falta de conocimiento acerca de esta condición médica era escasos.
Los pronósticos de vivir una vida entre comilla normal también eran inciertos. Y los prejuicios sociales muy altos. Porque tener hijo/a con necesidades especiales era y sigue siendo una lástima.
El anhelo de las madres es que su hijo/a esté sano. Que pueda valerse por sí mismo/a. En nuestro caso ese anhelo estaba lleno de muchos desafíos. Porque yo requería cuidados especiales tales como medicamento, fisioterapia, terapia del lenguaje, entre tantas otras cosas para mi desarrollo infantil.

Valerme por mí misma tomó más tiempo comparado con otros niño/a de la misma edad. Por ejemplo, comer, bañarme, vestirme por mí misma fue un largo proceso. Sin embargo, mi madre no se dio por vencida. Poco a poco con la ayuda de nuestra familia mi madre y yo fuimos venciendo todo los pronostico médicos y los prejuicios sociales que conlleva convivir con parálisis cerebral.

Hoy en día puedo dar gracias a Dios, a mis padres, especialmente a mi madre gracias por desafiar todos los pronósticos médicos y los prejuicios de la sociedad hacia las personas con parálisis cerebral.
Felicidades a todas las madres dominicanas en su día.

*La autora es periodista y escritora, publicó el libro "Lo hice".