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La semana que recién finaliza ha sido de arduo trabajo político para la vicepresidenta Kamala Harris, y el expresidente Donald Trump con miras a las elecciones presidenciales del próximo martes cinco de noviembre.
Harris ha cerrado su campaña en el codiciado estado de Pennsylvania, mientras que Trump escogió para hacerlo en Nueva York. Ambos actos políticos fueron multitudinarios.
Hasta el momento, los candidatos mantienen la proyección de un empate técnico en las encuestas con un 47 por ciento de la inclinación de votantes.
Sin embargo, de acuerdo a expertos en política, la presidencia de Estados Unidos estará definida en los estados de Pensilvania con 19 votos electorales, Georgia (16), Michigan (15), Wisconsin (10), Nevada (6), Carolina del Norte (16) y Arizona (11).
Las firmas encuestadoras FiveThirtyEight y Polymarket proyectan que a Donald Trump le bastaría con retener Carolina del Norte y ganar en Pennsylvania y Georgia para llegar por segunda y última vez a la Casa Blanca.
Pero la realidad es, que la candidata demócrata Kamala Harris mantiene un encarnizo apoyo electoral tanto en Pensilvania como en Georgia donde cada voto tendrá que ser contado.
El exmandatario, primero en la historia en Estados Unidos en presentarse como candidato presidencial luego de perder una elección, no ha variado en su discurso político se mantiene aferrado a una retórica antinmigrante, no apoyo al aborto, flexibilidad impositiva, reducción de los impuestos a nivel corporativo, oposición al cambio climático y aislamiento internacional.
Mientras que Kamala Harris como actual vicepresidenta, entre sus propuestas políticas se encuentran: revisión y mantenimiento de tasas impositivas a las empresas que generan mayores recursos, apoyo a la inmigración y control y penalidad a la inmigración ilegal.
Además, destinar mayores recursos económicos a la educación, creación de créditos económicos en áreas como las viviendas y el sector empresarial minoritario, apoyo al aborto y el mantenimiento y ampliación de la política internacional.
Ambos candidatos para llegar a la Casa Blanca necesitan de 270 votos electorales a pesar de que el perdedor gane el voto electoral. La fórmula política, es sencilla, el candidato que gana el voto popular en cada estado se queda con todos los votos electorales que son representados por los congresistas y senadores de cada uno de los estados.
En estados como Nueva York y Nueva Jersey, los ciudadanos de acuerdo a las leyes han iniciado el llamado voto por adelantado y en todo el país más de 30 millones han ejercido ese derecho.
Según cifras del censo, unas 35 millones personas de ascendencia hispana tienen el derecho de votar en las elecciones presidenciales, en las que también los electores escogerán a los senadores y miembros de la Cámara de Representantes más del 60 por ciento generalmente apoyan al Partido Demócrata.
Aunque en las elecciones presidenciales domine el bipartidismo, lo cierto es que, para el escrutinio de la próxima semana, el electorado votará por los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de los partidos El Libertario, Igualdad Socialista, Socialista de los Trabajadores, Constitucional, Independiente, que apoya a Donald Trump, y el Partido Verde.
Cada estado es responsable de organizar el proceso electoral y de certificar el ganador. Solo resta esperar el electorado siga ejerciendo su derecho y se cuenten los votos.
*El autor es periodista, educador y escritor dominicano radicado en Nueva Jersey.
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