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En la vida de toda persona, la muerte es un hecho ineludible, pero es en la preparación ante ese acontecimiento donde se revelan muchas veces las verdaderas personalidades y prioridades de los individuos, de ahí que, algunas personas, atrapadas por su apego excesivo a lo material, ignoran la importancia de resolver los asuntos pendientes relacionados con sus bienes, dejando tras de sí un caos que impacta a sus seres queridos.
Es común que, al enfrentarse a una partida inminente, se tenga la oportunidad de organizar las cuestiones legales y patrimoniales para evitar complicaciones futuras. Sin embargo, muchos eligen no hacerlo. En lugar de encarar la realidad y ofrecer soluciones claras, deciden dejar todo en manos de quienes quedan, dejando a la deriva a sus familiares y seres cercanos. Esta falta de previsión puede provocar situaciones sumamente lamentables, como familias desmembradas por disputas legales o incluso enemistades irreconciliables.
El egoísmo que impulsa a no dar importancia a la organización de los bienes y asuntos personales se traduce en un sinfín de consecuencias: desde conflictos legales interminables hasta la destrucción de relaciones afectivas que, en muchos casos, no tienen marcha atrás. Lo que pudo haber sido una oportunidad para dejar un legado de serenidad y amor, se convierte en un campo de batalla emocional.
Las familias, que deben unirse en momentos difíciles, se ven obligadas a enfrentarse a las consecuencias de una falta de responsabilidad que puede haberse evitado con simple voluntad de planificación y comunicación. La consecuencia inmediata es un ciclo de disputas, resentimientos y, en el peor de los casos, la separación definitiva de los miembros cercanos.
Es fundamental reflexionar sobre la responsabilidad que cada uno tiene, no solo hacia sí mismo, sino también hacia aquellos que quedarán para afrontar las secuelas de sus decisiones. La organización de los bienes y la resolución de los temas legales antes de una partida no es solo una cuestión de orden, sino de respeto hacia los que nos rodean. Evitar que el apego material nos ciegue es crucial para prevenir situaciones lamentables que, aunque muchas veces evitables, continúan siendo una triste realidad en muchas familias.
Un pequeño esfuerzo de previsión y responsabilidad puede marcar la diferencia entre una despedida digna y una serie de conflictos que, a largo plazo, dejarán cicatrices difíciles de sanar.
*Franklin Diaz es coach y conferencista motivacional dominicano.
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