Por Rev. Judy Espaillat
Iglesia Mar de Galilea de Nueva York
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”. 1 Corintios 13:11.
Estamos viviendo en una generación muy difícil en donde los niños han dejado de ser niños antes de tiempo y algunos no han sabido lo que es ser niño.
Es adverso y escalofriante ver a niños envueltos en responsabilidades no pertinentes a la niñez. Muchos se encuentran en la edad de 9, 10, 11, etc. activos sexualmente.
Algunas no han dejado de ser niñas cuando se embarazan y al cumplir el tiempo cargan en sus brazos un niño. Mejor dicho, una niña teniendo a otro niño).

Algunas causas
Falta de comunicación entre padres e hijos y las negaciones de los padres hacia los hijos de asistir a actividades de la iglesia (los hijos comienzan a despreocuparse de las cosas de Dios y se vuelven ociosos, porque no encuentran en qué gastar sus energías). Más Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.” Lucas 18:6.
Además, los vícios: Drogas, pornografía, alcoholismo, impureza sexual, el ambiente que los rodean, la falta de moral educacional (eliminaron todo lo que se refiere a Dios), las malas amistades, tiempo inadecuado frente a la televisión, las modas, abortos, padres que abandonan a sus hijos, muerte inocente, secuestros, violaciones, ventas con propósitos variados (muchas veces desconocida), juegos violentos y depravados, maltratos físicos y sicológicos.
El papel de los padres
La función del padre en los hijos “es muy importante”. Me dirijo a los padres porque las madres no hacen tanta falta, porque ellas siempre están cuando los hijos los necesitan (en la mayoría de los casos).
Digo esto, porque los padres dan un carácter en el hogar que sólo el padre puede llenar. Esto se siente cuando el padre está fuera del hogar, se siente un vacío. Cuando el padre llega, se siente una seguridad y estabilidad.
Los niños necesitan el calor paternal, especialmente el varón, porque el padre le ayuda en su carácter mientras se desarrolla su crecimiento. Por esto es tan importante que el padre separe un tiempo de su tan ocupado para compartir con sus hijos. No solamente para hablarles bruscamente y decirle lo que se hace o no, sino para compartir y demostrarle amor a cada uno de ellos.
Por muchos años en la educación cristiana se nos ha dicho que el niño imita lo que ve (“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6. Si el hijo sólo observa frialdad y regaños, eso será, entonces el niño no tendrá una niñez saludable y natural.
Lo triste del caso es que la personalidad de ese niño se desarrolla con igual temperamento. Después los padres desean un acto de cariño de parte de ellos y lo que obtiene a cambio son groserías y aislamientos.
Muchas veces cuando tienen problemas se comunican con más facilidad con la persona menos indicada. Otras veces guardan silencio a todo la cual llegan a ser jóvenes frustrados y con muy baja estima.
Ideas Prácticas
Comparta con sus hijos aunque sean unos cinco minutos diarios, de vez en cuando, salga con sus hijos los fines de semana y envíele tarjetas por el correo de estímulo por ser un buen hijo o por sus buenas calificaciones en la escuela.
Así, como obsequiar los regalos en sus días especiales, trate de no olvidarse, muéstrele afecto físico, jugar con sus hijos en ciertos momentos, sáquelos, de vez en cuando, a lugares que ellos prefieren y recompense sus buenas actitudes y esfuerzos.
El papel de las madres
A la madre le es más fácil demostrar los sentimientos, por esta razón casi siempre la madre demuestra más afecto. Pero en muchas ocasiones la madre se olvida de los hijos y le da más importancias a otros asuntos.
Por supuesto, aveces las madres tienen muchos roles que atender, pero hay que recordar que todo tiene su lugar. Hay que poner atención a las necesidades de los hijos ocupando un lugar de prioridad.
Muchas madres sólo se interesan por otras cosas y no intervienen en la aportación de la formación del carácter de los hijos. Lamentablemente, en este país muchas madres se ven en la necesidad de ir a trabajar y la mayoría del desarrollo de la personalidad del niño es fundamentado en personas con otros principios morales, muchas veces, muy diferentes e indebidas de aportaciones de creencias y costumbres no aceptadas.
Pero aun así, esto no justifica que las madres dividan de su tiempo una parte exclusiva para los hijos y así darle la formación cristiana basada en la Palabra de Dios. La oración es imperante para la guianza del Espíritu Santo en decisiones tan serias como en quienes se pondrán en el cuidado de las criaturas.
Los pastores y líderes locales
Hay ocasiones que la iglesia no suple las necesidades de la niñez, porque generalmente se centraliza en la misionología , evangelización, juventud, adultez, educación, actividades sociales, etc., menos en el ministerio de niños.
El pastor o líderes sabios equilibran las necesidades con un balance de programas generales. La iglesia sabia presta atención a la generación futura, dejando un legado de mejoría y madurez al paso del tiempo. Si perdemos a los niños, no tendremos líderes que continúen la comisión de sus padres y de la iglesia.
Traer programas morales y educacionales, realizar actividades recreativas, viajes instructivos y educacionales, usos de acuerdo a la edad, implementar y reforzar programas apropiados para la niñez.
¿Es demasiado tarde para recobrar la infancia perdida?
Ser niño es tan importante, que el Señor Jesucristo hace ciertas comparaciones de su importancia, “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Mateo 18:3. Es decir, que los niños por naturaleza son inocentes y humildes.
Usted puede empezar hoy mismo a dar lo que no le ofreció a sus niños cuando eran pequeños. Algunos piensan que ya es tarde hacer lo que no se pudo, pero no es así. Aunque la edad pasó, sí puede recuperar algo de lo perdido.
Pidamos a Dios que levante hombres y mujeres con un sentir de compasión por los niños.
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